Mercats de Barcelona

En otoño apetece recuperar platos caseros y llenos de sabor. Los pulpitos encebollados son una receta tradicional que combina la dulzura de la cebolla con el sabor intenso de los pulpitos, un toque de anís y la textura de los frutos secos. Es un plato sencillo de preparar, ideal para los días más frescos y perfecto para mojar pan.

Los pulpitos son los ejemplares pequeños de pulpo blanco. Cuando acaban de pescarse, presentan tonalidades azuladas debido al color de su sangre, rica en cobre —un mineral que, además, les ayuda a sobrevivir en aguas muy frías. También destacan por su alto valor nutricional: son una excelente fuente de proteínas de alta calidad, vitaminas del grupo B (B12, B3, B6) y vitamina E, así como de minerales como el calcio, el hierro, el fósforo, el yodo, el magnesio, el selenio, el sodio y el zinc, además del cobre ya mencionado.

En los mercados se puede encontrar pulpo fresco o ya cocido y envasado, listo para consumir simplemente calentándolo. También puede prepararse en casa, frito, rebozado o guisado, teniendo en cuenta que los pulpitos reducen mucho su volumen al cocerse y que es mejor hacerlo con poca agua para no perder su sabor.

Hay que tener en cuenta que, para obtener un pulpo bien tierno, conviene congelarlo tal como se compra, dentro de la bolsa y sin limpiar. Una vez descongelado, se limpia y se cocina.

Elaboración:

1. Cortad la cebolla en juliana y doradla en una cazuela con un poco de aceite caliente, a fuego medio, removiéndola constantemente.
2. Cuando se evapore toda su agua y empiece a tomar color, añadid abundante vino y cocinadla hasta que tenga textura de mermelada.
3.  Entonces, incorporad los pulpitos limpios y secos. Mezcladlo todo bien y cocinad unos minutos.
4. A continuación, añadid el laurel, los guisantes y un vasito de agua. Tapad y dejad que hierva hasta que los pulpitos estén tiernos.
5. Mientras tanto, preparad una picada con el ajo, el perejil y los frutos secos. Verted la picada en la cazuela y aprovechad para salpimentar.
6.  Incorporad el anís estrellado sin perderlo de vista en la olla. Dejad que hierva y, en cuanto notéis un suave aroma a anís, retiradlo junto con el laurel.
7. Apagad el fuego y coronad el plato con perejil picado por encima.

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