Conoce el trasfondo arquitectónico del nuevo Mercado de Sant Andreu
Los inicios del Mercado de Sant Andreu se sitúan en 1849 cuando el arquitecto Josep Mas i Vila hizo la propuesta de la nueva plaza del mercado de Sant Andreu. Una plaza Mercadal porticada que se situó en el casco antiguo del barrio y acogía un gran espacio central. La actividad de mercado se centraba en la verdura, fruta y volatería viva debajo de los porches. Más adelante, a principios del s. XX, el Ayuntamiento impulsó un proyecto de construcción de una cubierta en la plaza Mercadal con estructura metálica siguiendo el movimiento de la arquitectura del hierro de finales del s. XIX en Cataluña. En la primera etapa del proyecto hicieron el núcleo del mercado con una nave central más levantada y dos laterales, con pilares de fundición y cerchas. En la segunda etapa, se construye una cubierta más baja que rodea todo el perímetro y se construyen las fachadas de forma que se convierte en un edificio cerrado.
Con el transcurso de los años y las nuevas necesidades de los comerciales para adecuar, actualizar, revitalizar y dotar al mercado de las instalaciones imprescindibles se puso en marcha un proyecto de reforma con múltiples compromisos. En primer lugar, reducir el impacto volumétrico del edificio en la plaza. En segundo lugar, conseguir que hubiera transparencia de la fachada, de modo que la imagen de edificio opaco quedara atrás y el proyecto permitiera al Mercat de Sant Andreu convertirse en un icono del barrio. En último lugar, existía el compromiso de realizar un tratamiento de la cubierta como si fuera la quinta fachada, integrando así todos los elementos del nuevo mercado.
El proyecto ha supuesto que el edificio central se haya realizado completamente nuevo. Sin embargo, teniendo en cuenta que el barrio de Sant Andreu tiene mucha tradición histórica se ha querido conservar, en parte, el hierro y el zinc del antiguo mercado en la nueva construcción, ya que es parte de su esencia.
Las tres naves que configuran el edificio se han hecho idénticas para facilitar la ventilación y permitir la entrada de luz natural. En cuanto a la cubierta se ha diseñado un modelo de dientes en sierra, los cuales reciben las chimeneas y permiten que desde arriba no se aprecien, lo que provoca un impacto mucho más limpio respecto al antiguo edificio.
Las fachadas se presentan lo más transparentes posibles para hacer el edificio más permeable con el entorno tomando como materiales el vidrio, las carpinterías de acero, la madera para las partes ciegas y las protecciones solares necesarias para evitar la incidencia del sol en la actividad del mercado. El mercado tiene distintos accesos por las cuatro fachadas. Los accesos principales se colocan enfrentados entre sí conectados por un amplio pasillo interior, como continuación de la calle del Mercat y de Montpellier. Otro acceso principal se ubica frente a la salida del Local de Ventas hacia la Plaza, para compartir sinergias entre los dos espacios del mercado. Para hacer posible este modelo se han distribuido las paradas en diferentes manzanas y es necesaria una planta subterránea, en la que hay un entramado de instalaciones que hacen posible el funcionamiento de la planta superior.
En lo que respecta al antiguo local de ventas que era un antiguo pasaje cubierto se ha mantenido las cerchas de madera y la imagen que tenía en sus inicios. También sigue siendo un espacio de productos no alimenticios. El gran cambio que ha habido en este espacio es en el cuerpo de primer plano de la plaza, ya que se ha llenado el hueco que había y se ha acabado de definir esta fachada de forma similar a los edificios de alrededor, incluyendo -la zona de administración del mercado, una sala polivalente y un aula de cocina.
En el ámbito de sostenibilidad, la reforma del mercado ha velado por reducir al máximo la cantidad de materiales empleados para una misma función y ha optado por reutilizar y reciclar materiales del edificio anterior. La procedencia, procesos previos de transformación, residuos generados en los procesos de producción y destino final son elementos que se han tenido en cuenta a la hora de seleccionar los materiales.
El apartado energético también ha estado muy presente en el proyecto. Por un lado, existe la iluminación que se potencia con la entrada de luz natural tanto por la fachada transparente como por los lucernarios de la cubierta para reducir la demanda. También se ha optimizado el diseño de la instalación y se ha previsto el uso de aparatos eficientes. Este ahorro energético es posible gracias a los colectores solares y las placas fotovoltaicas que se encuentran en la cubierta. Además, también existe ahorro en la climatización, ya que se ha potenciado la ventilación natural que ayuda a mantener el ambiente climatizado del mercado de forma constante.
En definitiva, la reforma del Mercado de Sant Andreu ha supuesto una adaptación a los tiempos modernos, solidarizándose con el medio ambiente, pero sin olvidar la memoria histórica del mercado y del barrio. Atendiendo a todos los factores, el mercado está cada vez más integrado y se está convirtiendo en un edificio muy significativo para Sant Andreu.