¡Descubrimos plantas olvidadas con el Colectivo Eixarcolant!
Durante la Fira Mercat de Mercats nos convertimos en especialistas en plantas olvidadas con el taller del colectivo Eixarcolant, una entidad que tiene como objetivo fomentar un modelo de producción, distribución y consumo más sostenible, ético y justo, sirviéndose de la recuperación de las especies silvestres comestibles y las variedades agrícolas tradicionales.
Desde el año 2016, este colectivo realiza proyectos en toda Cataluña en los ámbitos de la investigación, la dinamización territorial, la divulgación, la formación y el asesoramiento para hacer posible que estas especies silvestres se vuelvan a cultivar, comercializar y consumir. Luchan por volver a poner las plantas olvidadas en el centro de nuestras mesas.
Adriana Quena y Karine Requena forman parte de este colectivo que ha recuperado ya más de 1.300 variedades tradicionales. Nos cuentan que tienen un banco de semillas en Jorba, donde reúnen a más de 560 variedades preservadas.
Adriana y Karine nos han cocinado cuatro recetas deliciosas:
- Tortilla de ortiga y queso de cabra
- Hummus de calabaza con flores (añaden azúcar o miel para ayudar a remarcar el dulce de la calabaza)
- Ensalada de hojas tiernas
- Mayonesa con rabaniza blanca
Y nos han hablado de plantas olvidadas:
- La rúcula silvestre de flores amarilla. Tiene un sabor muy parecido al de la rúcula comercial, pero algo más complejo (tiene un toque picante, fresco y amargo). Se puede utilizar al igual que la rúcula comercial, por ejemplo en pizzas o pastas. Era una planta que se consumía a diario en la dieta romana.
- Las ortigas. No se pueden cosechar sin guantes, pero una vez los pasos por el minipimer, los pelos urticantes se pierden. Es recomendable saltearlas y cocinarlas bien. Con ellas se pueden preparar sopas, tortillas…
- Las borrainas. Tienen la flor azul y, tanto las hojas como las flores, tienen un importante valor nutricional. Como en el caso de las ortigas, son ideales para tortillas y sopas.
- La rabaniza blanca. Es una planta herbácea con los tallos erectos, las hojas inferiores lobuladas, pecioladas y dispuestas en roseta. Se conserva bastante bien y es como una especie de wasabi local.
Cuando cosechamos estas plantas, es importante cortarlas en lugar de arrancarlas para que puedan volver a crecer. Nos aconsejan también que, para conservar las flores frescas, las ponemos en un vaso con agua a lo sumo dos o tres días.
Os animamos a reconectar con estas plantas, que podemos encontrar en entornos como Montjuïc, el Turó de la Rovira o Collserola, e integrarlas en nuestros menús para evitar que se pierda todo este conocimiento que todavía sigue vivo.