Las flores nos acompañan desde que nacemos hasta que morimos
Corría el año 1888, y Carolina Serrat no imaginaba que ella sería la primera de las cuatro Carolinas de su familia que regentaría un puesto de flores en la Rambla.
Nos lo explican Carolina y Mercè Pallés, las actuales propietarias de 'Flors Carolina'. "En 1888, durante la Exposición Universal de Barcelona, nuestra bisabuela, Carolina Serrat, adquirió la tienda que todavía hoy se conserva". Está situada en la Rambla, 93, junto a la entrada principal del mercado de la Boqueria. “De hecho, el negocio empezó con su madre, nuestra tatarabuela, que ya vendía flores con un cesto por las calles de la ciudad”.
Flores, arreglos florales, ramos de novia, coronas y almohadones, decoraciones florales para teatros, iglesias, banquetes… La historia de 'Flors Carolina' es la historia del amor y de la pasión por las flores.
Las hermanas quieren destacar la figura de su abuela, "la más luchadora de la familia". Una mujer viuda, moderna, que sola sacó adelante a la familia y al negocio. Y nos muestran orgullosas una fotografía de Carolina en 1948, cuando entregó un ramo de flores al doctor Alexander Fleming, el inventor de la penicilina.
Más de ciento cuarenta años de historia dan por mucho: clientes nuevos y de vuelta, como los numerosos personajes ilustres que se han acercado a sus flores, como el artista Salvador Dalí, el músico Xavier Cugat o el oftalmólogo Ignacio Barraquer, entre muchos otros. En el interior de la tienda, cientos de fotografías y recortes de periódico forran las paredes de 'Flors Carolina'.
Una de las anécdotas que les contaron sus familiares fue protagonizada por el poeta y dramaturgo Federico García Lorca. Corría en 1935 cuando Lorca estrenó en Barcelona la obra 'Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores'. Cada día, su abuela le llevaba una flor, y un buen día el granadino un día cerró el teatro para los floristas de la Rambla. Antes de empezar la función, relató:
“Esta noche, mi hija más pequeña y querida, Rosita la soltera, señorita Rosita, doña Rosita, sobre el mármol y entre cipreses doña Rosa, ha querido trabajar para las simpáticas floristas de la Rambla, y soy yo quien tiene el honor de dedicar la fiesta a estas mujeres de risa franca y manos mojadas, donde tiembla de cuando en cuando el diminuto rubí causado por la espina”.
Y la historia continuó con sus padres, Miquel y Carolina. Su padre, Miquel Pallés, era un floricultor del Maresme – el mercado central en el que compraban todos los floristas de Barcelona –. Y así, entre flores, se conocieron, se enamoraron y se casaron, y Miquel pasó a trabajar en la floristería Carolina, y le dio un gran empujón que la hizo aún más conocida. Muy querido por Barcelona y en particular por su barrio, se le honró con una plaza, situada entre las calles de las Carretas y Lealtad, por su trabajo como consejero del distrito, por dinamizar la Rambla y por su entusiasmo contagioso.
“Llevo toda la vida entre flores y plantas”, nos cuenta Carolina. Es una profesión muy vocacional, ya que desde pequeña, cuando salía de la escuela, iba a la floristería a ayudar a la familia. Y a los 18 empezó a dedicarse profesionalmente. ¿Sus flores favoritas? La mimosa y la retama.
A Mercè también le gusta mucho la mimosa, aunque también le encantan las peonías y los acianos. Su parte favorita del trabajo es hacer bouquets y pequeños trabajos manuales. “Cuando las clientas nos piden un ramo de novia, a veces buscan inspiración en nuestras redes sociales, otras piden nuestro asesoramiento, escogen las flores que más se identifican, con las que se casaron sus madres o abuelas…” .
Y tantas horas en la tienda dan para mucho. Mercè, por ejemplo, recuerda que un día un chico joven compró una margarita. Aquí la tienes, le dijo. Y acto seguido el joven se la regaló. ¡Le dio mucha vergüenza! Carolina nos cuenta que un trabajador de la compañía La Cubana iba cada día a comprar flores para el teatro y, un buen día, quiso sorprender a su novia pidiéndole matrimonio ante 'Flors Carolina'. "¡Fue muy emocionante!"
La Rambla ha cambiado mucho durante todos estos años, pero todavía trabajan por clientes que compran en 'Flors Carolina' desde hace generaciones. Según la época del año, las rosas, los girasoles y los tulipanes son las flores más demandadas. “Los puestos vivimos del día a día, no solo de fechas significativas”, pero trabajamos mucho en San Jordi, San Valentín, Navidad y en primavera (bodas, comuniones, bautizos…). Destacan que, con los turistas, han aprendido otras tradiciones: por ejemplo, en muchos países es habitual regalar flores por el Día de la Mujer Trabajadora.
Mientras charlamos con Carolina y Mercè, decenas de personas se acercan para comprar flores. Hoy, una amiga de Abigail se casa en el registro civil y la quiere sorprender con un ramo. “Mi madre tiene una floristería en Lleida, en el barrio de Mariola, y sé dónde debo ir a comprar”.
Por su parte, Antonio, un joven de veinticuatro años, quiere sorprender a su pareja con un ramo. ¡Hoy cumplen seis años de relación! Y aunque no tiene mucha idea de flores, se deja aconsejar por Carolina.
Finalmente, Joaquín cumplirá pronto los cincuenta años de casado con su mujer, y celebrarán una ceremonia en una ermita en la montaña. Por eso, la quiere sorprender con un ramo salvaje donde predomine la lavanda. Y de paso, se lleva otro ramo, puesto que hoy es el cumpleaños de su mujer. Ella de Joaquim conoce a Carolina y a Mercè desde hace muchos años, porque trabajaba en la Generalitat y a menudo compraba flores para adornar la casa. Ahora, ya jubilado, se acerca a las Ramblas para las ocasiones más especiales.
Carolina destaca que "las flores nos acompañan desde que nacemos hasta que morimos": desde los ramos que llenan las habitaciones de las nuevas madres hasta las coronas de flores en los cementerios. Y a nosotras, también nos acompañan desde que nos levantamos hasta que vamos a dormir: "es una forma de vida".