Los mercados de Barcelona son agentes educadores. Enseñan, empoderan y ayudan a la ciudadanía a adquirir conocimientos vinculados a los productos de calidad y a la alimentación saludable y sostenible, y tienen un papel clave en la configuración de las ciudades.
Barcelona es una de las pocas ciudades del mundo que puede presumir de una red de mercados distribuidos de tal modo que todos los barrios tienen un mercado cercano. Precisamente es esta cercanía con el consumidor y con su realidad personal y social lo que les hacen convertirse en lugares de referencia que siempre tenemos a nuestro alcance.
Además, son espacios abiertos a personas de todas las edades, desde niños pequeños a personas mayores, y que ponen a su alcance todo tipo de aprendizajes: desde el gastronómico, de salud, de productos de temporada hasta la arquitectura o la historia, entre otros muchos.