Papel de fumar

El ritual de liar un cigarrillo con papel de fumar nos transporta siglos atrás. Hacia finales del siglo XIX había muchas fábricas en Cataluña y Valencia y también eran muy corrientes las marcas francesas. Todas ellas contaron con dibujantes de renombre para dar identidad a su producto.

La publicidad, presidida por una imagen femenina, modernista, “manola” o de los felices años veinte, o bien por un distinguido personaje masculino, tomó forma de cartel y de show card, pero sobre todo de calendario.