Barcelona Cultura

¡Encuentra el objeto! Soluciones de la semana 6

¿Habéis descubierto los objetos escondidos en la exposición virtual Extraordinarias?

Aquí tenéis las soluciones a las pistas:

  • Objeto 1: Se usa para separar espacios dentro de una misma habitación. Unos personajes miran las estrellas. A pesar de que se hizo aquí, la técnica de lacado que se usó se llama urushi y es de Japón. En las películas antiguas se desnudan detrás.
    Solución: Biombo La Creación. Este biombo del lacador Ramon Sarsanedas es del año 1929 y está hecho de laca japonesa (urushi) sobre nogal contraplacada e incrustaciones de oro, nácar y caparazón de huevo. Es una de las piezas más representativas del mobiliario Art déco lacado, concebido y realizado en Barcelona. La palabra urushi es la denominación que recibe la resina que rezuman los árboles de la familia de los Rhus y los Rhus vernicifera, propios del suroeste asiático. Una vez extraída de la corteza, mediante un proceso de oxidación se convierte en laca y adquiere la característica dureza y resistencia, propiedades que, sumadas a la impermeabilidad y la inalterabilidad, permiten la aplicación en objetos de uso como el mobiliario. Sarsanedas participó con este biombo, que representa la creación del mundo, en la Exposición Internacional de Barcelona del 1929 en el Pabellón de los Artistas Reunidos y le fueron concedidos el gran premio y la medalla de oro.
  • Objeto 2: La forma que tiene nos despistará pero tenéis que saber que servía para calentarse. Tenéis que buscar una pieza de cerámica tanto o más alta que vosotros. Parece que podríamos posar flores. Unos pequeños ángeles la ornamentan.
    Solución: Esta estufa decorativa monumental de estilo neorococó es de arcilla blanquecina. Fabricada en Alemania hacia el 1890-1900, los motivos ornamentales en relieve están pintados con pigmentos de colores suaves y dorados, tonalidades características de finales del siglo XIX. La producción de estufas cerámicas era habitual en los países germánicos donde prácticamente todas las habitaciones se calentaban con estufas más o menos suntuosas, según el tipo de vivienda. Estas estufas calentaban los aposentos de una manera más eficiente que las chimeneas de fuego abierto por diferentes razones: el calor no se escapaba y se mantenía toda la noche, se ahorraba leña y se evitaban incendios.
  • Objeto 3: Los más antiguos están hechos con pinturas que tenían plomo y otras sustancias tóxicas. Embellecen las paredes pero no son cuadros. Todavía ahora podéis comprar muy coloridos. En el museo tenemos una colección de más de 1.000 y pueden guardarse enrollados.
    Solución: Papeles pintados. El papel pintado es un apoyo para la decoración interior que desde el siglo XVIII se ha empleado para embellecer todo tipo de estancias y también pequeños objetes contenedores. Los motivos más reproducidos y populares serían las flores: desde el loto hasta la flor de castaño, rosas, margaritas, lirios, hortensias o tulipanes, sin olvidar que otras muchas especies se inventaban o se modificaban intencionadamente. Este tipo de acabado era una verdadera piel para las paredes que se mudaba con una cierta regularidad, de forma que muchos desaparecieron con el paso del tiempo y los cambios de las modas. Por eso, los conservados en la colección del museo nos ofrecen hoy, el recuerdo evocador del recubrimiento más popular de todos los tiempos.
  • ​​Objeto 4: Piezas similares forman parte de una mesa muy bien puesta. Está hecho básicamente de un material que mezcla agua y barro. Si quisieras comerte alguno de los frutos que se ven, lo encontrarías demasiado duro. En Japón tienen su versión de esta pieza y se puede ver en los escaparates de los restaurantes.
    Solución: Plato de engaño. Es un plato de loza decorado en azul de la segunda mitad del siglo XVIII. Sobre las flores pintadas, alcaparrones en relieve de gran realismo. La sociedad del siglo XVIII tenía inclinación por el "simulacro", la ilusión óptica, el "trompe-lo oeil", era una de sus aficiones preferidas. El precursor de esta moda fue el artista renacentista Bernard de Palissy (1510-1590), y los obradores franceses la recuperaron durante el siglo XVIII. Se divulgó en España a través de los productos de la manufactura de l'Alcora, a mediados del siglo XVIII.

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