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Jurga Vilé: " Se dice que las mejores obras se escriben cuando no se puede dejar de escribir"

Este otoño vuelve el FLIC, el festival de literatura y artes infantil y juvenil. La undécima edición plantea una sesión híbrida, con el FLICPRO online, del 15 al 19 de noviembre y el FLIC Familiar, presencial en el Museu del Disseny, el 20 y 21 de noviembre.

Una de las artistas que participará en una de las charlas del FLICPRO es la escritora lituana Jurga Vilé. Junto con Lina Itagaki publicaron, en el 2017, el libro Siberian Haiku. En #EnPrimeraPersona hablamos con ellas para descubrir como empezaron en el mundo de la escritura y la ilustración.

¿Cuándo empezasteis en el mundo de la escritura y la ilustración?

Jurga Vilé: Siempre me ha gustado escribir. Pequeñas notas, historias cortas, cartas... Escribía libretos únicos para amigos con textos, fotos, collages o dibujos. Mucha gente me preguntaba por qué no lo intentaba publicar y finalmente lo hice. Se decía Mano negra y eran cuentos para adultos. Posteriormente empecé a buscar una editorial, pero no fue nada fácil y abandoné. Unos años después salió Siberian Haiku y con mucho de éxito. Así empezó mi camino como escritora, si bien todavía me considero parte del mundo del cine o de la traducción.

Lina Itagaki: Nunca soñé en convertirme en ilustradora, tenía planes totalmente diferentes. Sin embargo cuando decidí aprender a dibujar (con 30 años en aquel momento) y me convertí en estudiante de arte gráfico/impresión en la Academia de Artes de Vilnius, los profesores se dieron cuenta enseguida que mis obras eran ilustrativas. Esta palabra se utiliza con un sentimiento negativo en términos artísticos, pero después de recibir este comentario repetidamente pensé que, si todo lo que hacía era ilustrativo, quizás lo que tenía que hacer era dibujar ilustraciones. Y así lo hice. Me gusta dibujar lo que leo o escucho, convertir las palabras en un lenguaje visual y crear una cosa nueva, interesante o divertida.

¿Cuándo empezasteis a trabajar juntas?

JV: No nos conocíamos antes de Siberian Haiku. Cuando acabé el texto, con nuestra editora lituana estuvimos buscando alguien para ilustrarlo. En Internet encontramos el apellido Itagaki y nos llamó la atención al ser una artista lituana con un apellido japonés. Estuvimos viendo sus obras y contactamos con ella. El día siguiente quedamos para tomar un café y presentar el proyecto a Lina, y aquí empezó nuestra colaboración. A partir de aquí trabajamos vía Skype, porque que yo vivía en Andalucía con mis hijos. Estuvimos en contacto casi cada día durante algunos meses. Después de Siberian Haiku nuestros caminos profesionales se han separado, pero espero que no sea por mucho tiempo porque somos un buen equipo.

¿Podéis explicar de qué va Siberian Haiku?

JV: El libro está ambientado en tiempos difíciles. En plena Segunda Guerra Mundial, Alemania invade Polonia y la Unión Soviética ocupa Lituania. En este contexto, sacaron las personas de su casa, a familias enteras, y las deportaron. Mi padre se tuvo que exiliar y su historia, junto con los recuerdos de mi abuela, me inspiraron a escribir este libro sobre mi familia, sobre cómo vivieron y sobrevivir en Siberia. Pero también sobre la fortaleza espiritual y como, en condiciones tan duras, preservaban la humanidad. Esto siempre me ha impresionado.

Esta novela gráfica ganó varios premios y fue seleccionada como "El libro infantil del año 2018" en Lituania. ¿Cómo habéis recibido todos estos reconocimientos?

JV: Con gratitud y humildad. Hemos creado este libro con todo nuestro corazón y ha tocado también los corazones de la gente, no solo los de los lituanos. Esto es el reconocimiento más grande. Hace poco nuestro libro fue elegido el mejor libro para jóvenes del año 2021 en Alemania. Un logro increíble y una oportunidad para dar a conocer Lituania. Y, por supuesto, tenemos más confianza para seguir con nuestras ideas creativas. Con la beca del Estado que he recibido, he empezado a escribir mi nuevo libro, que verá la luz bien pronto. Estoy agradecida cada día por todo lo que pasa. Y no me faltan ideas, solo el tiempo para hacerlas realidad.

LI: Fue mi primer libro publicado, así que todos los premios que hemos recibido y que todavía recibimos son muy inesperados. ¡Parece tan extraño! Creo que los libros que he creado después son más profesionales. Pero quizás esta manera poco profesional y valiente de hacer nuestro primer libro es el que lo hace especial.

¿Cómo habéis trabajado para tratar un tema como las deportaciones y la Segunda Guerra Mundial y para hacerlo llegar al público juvenil?

JV: Los hechos históricos de este libro hacen de fondo. La gran historia es un mosaico de las pequeñas, que son igual de importantes. Como la vida de mi padre, deportado en su infancia lejos de su casa. La supervivencia y el mundo de la fantasía se unen. Claramente, es difícil entender por qué han sucedido y continúan sucediendo estas cosas, la guerra es tan absurda. Imagina poner las familias en los trenes, separar los hombres, llevar a Siberia los ancianos, los bebés, las mujeres embarazadas… ¿Por qué? Pienso que podemos hablar de todo esto con jóvenes y también con niños. Tan solo hay que encontrar la manera correcta de hacerlo.

Siberian Haiku fue tu primera novela gráfica. ¿Cómo lo recuerdas?

JV: Esta vez, como decimos en Lituania, ¡la primera crep no se quemó! El libro fue un gran éxito. Pero en cualquier caso, el primer libro no se olvida nunca. Siberian Haiku me abrió las puertas y me salvó en varias situaciones (incluidas financieras). Y todavía lo hace, continúa sorprendiéndome. ¿Por qué mi primer libro es una novela gráfica, un cómic? Es el género híbrido que me parecía el más adecuado. Ahora hay muchos libros de cómic que tratan momentos históricos duros.

¿Cómo te inspiras para hacer tus novelas?

JV: Todavía no he publicado mucho, pero escribo mucho y puedo decir que todo me inspira. Personas, pensamientos, accidentes, sueños, palabras que escucho, colores, situaciones... Soy muy observadora. Siempre he estado así, siempre me ha gustado explicar historias. Para mí, la novela es un género más complejo. Mi profesora de la escuela me llamaba “novela corta”. Sí, me gustan las novelas cortas, los cuentos, los relatos.

Esta novela trata de la deportación de las familias lituanas a Siberia durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué decidiste plasmar esta historia en una novela?

JV: Hacía muchos años que llevaba esta historia conmigo y quería explicarla. Primero la escribí en forma de guion, después intenté escribirla para adultos y finalmente tuve hijos y se lo quise explicar a ellos. Buscaba las palabras justas. Se dice que las mejores obras se escriben cuando no se puede dejar de escribir. ¿Por qué lo escribí? Porque no pude evitar escribirlo.

Participas en el FLIC 2021 con una conferencia en el FLICPRO. ¿Sobre qué hablarás?

JV: Explicaré cómo nació el libro que me ha llevado hacia Siberia, tan lejos como la luna… También hablaré sobre la colaboración con Lina. Un escritor tiene su visión del mundo visual y muchas veces sale todo diferente de cómo lo pensamos en un inicio. Viajaremos juntos y volaremos sobre las alas del ganso Martín escuchando un poco de lituano. Y finalmente veremos que el libro vive su vida independiente.

¿Cómo ves el estado de la literatura infantil y juvenil en la actualidad? ¿Se lee mucho? ¿Poco? ¿Ha cambiado la forma de hacerlo?

JV: En casa tenemos muchos libros para niños, ¡pero esto no significa que leamos mucho! Lástima, pero no. Cuando vivía en España con los niños, leíamos como locos, era como un ritual indiscutible. Les leía cada noche en lituano y después ellos leían en español porque así aprendían los dos idiomas. Y ahora... mi hija de nueve años prefiere los libros ilustrados e imaginar sus historias mientras interpreta los dibujos. Mi hijo, con trece años, lee solo si encuentra algo que realmente le enganche. Hay niños que todavía leen mucho, pero algunos no leen nada. ¿Es malo? No lo sé. Algunos directores de cine hacen películas específicamente sin ver nada para no estar influenciados, para preservar la virginidad de sus pensamientos...

El festival FLIC investiga y muestra otras maneras de vivir la literatura. ¿Cómo crees que esta disciplina se tiene que adaptar a los tiempos actuales?

JV: No soy ni muy innovadora ni muy moderna. Para bromear, firmo algunos de mis correos como “viejecita”. Pero las nuevas formas, la sangre nueva, da nuevos impulsos. Y si esto te inspirara a leer más, entonces genial. Leer, resucitar la literatura en el cine, teatro, ópera, cantarla o instalarse en ella como casa, identificarse con personajes y empezar a vivir en otro lugar y otra vida. Es el poder de la palabra. Me acabo de mudar en una nueva casa. Ponía cosas en las cajas y pensaba que puedo renunciar a todo, no necesito nada. Pero los libros continúan viajando conmigo. Puedo decir que mi casa es donde están mis libros.

¿Qué es para ti, la ilustración?

LI: La ilustración explica una historia en imágenes. Es más antigua que la escritura y es una lengua universal que todo el mundo puede entender.

¿Cómo es tu proceso de ilustración? ¿Tienes muy claro lo que harás o haces muchos cambios desde que concibes la idea inicial hasta que la trasladas?

LI: Normalmente, no tengo ni idea de cómo y que dibujaré. Primero escojo las herramientas y después las manos hacen el resto. Todo parte de unos pequeños esbozos, pero no me gusta demasiado hacerlo porque me he dado cuenta de que el primer dibujo, de todos los que hago, es siempre el mejor, y después cuando intento repetirlo nunca es tan bueno como el primer esbozo. Así que básicamente todo lo que se puede ver en el libro Siberian Haiku se dibujó espontáneamente. Todo lo que hice para prepararme fue encontrar como dibujaría los personajes y después dibujarlos sin ninguna planificación. Solo en algunas ocasiones había que hacer algún retoque, por ejemplo cuando el dibujo que hacía era muy malo o lo hacía con la mano equivocada (para los personajes de una sola mano). Siberian Haiku fue mi primer libro y fue muy valiente. No tenía ningún plan, no tenía ni idea de cuántas páginas habría, como distribuiría la historia a lo largo del libro. Ahora normalmente ya hago un guion gráfico. Pero con Siberian Haiku solo leía el capítulo y lo dibujaba. Me ayudaba mucho avanzar en pequeños pasos, sin pensar en todo el que nos quedaba para hacer.

Ahora que la tecnología está al orden del día, ¿cómo te gusta más trabajar, sobre papel o sobre la pantalla? ¿Por qué?

LI: Me gusta dibujar sobre el papel. Me gusta este material y elegir el grosor, el color, la textura... Me atrevo a decir que, incluso, el papel de copia simple es mejor que la pantalla de plástico de un iPad! Me gusta sentir el lápiz o el pincel haciendo una marca al papel, como es de fácil controlar la presión, la ligereza u oscuridad, el grosor de la línea... Me gustan todas las cosas inesperadas que pasen. Me gusta cuando el papel se vuelve sucio, cuando te pones la mano sucia por accidente. ¡Es tan natural! Cuando lo haces utilizando tecnologías, el dibujo es demasiado perfecto, antinatural. Está claro que ahora hay tantos pinceles y texturas... pero todavía puedes ver la diferencia. Por lo tanto, escojo papel, al menos para el dibujo y después utilizo otras herramientas. Por ejemplo, Siberian Haiku fue coloreado con Photoshop con texturas de papel escaneadas y de color.

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