Barcelona Cultura

Vinçon, siete años después

El 30 de junio del 2015, ahora hace siete años, la icónica tienda Vinçon cerró sus puertas. Referente del diseño en la ciudad de Barcelona y también a nivel internacional, la seguimos recordando a través de sus famosas bolsas, sus objetos y el recuerdo colectivo que todavía sigue vivo. Y es que recientemente, desde el Museu del Disseny y la editorial Tenov, presentamosVINÇON. 1929-2015, el tercer volumen de la colección ‘Imprescindibles’. Alrededor de este libro y coincidiendo con esta efeméride, hablamos con el alma y propietario de Vinçon, Fernando Amat, y los autores del libro, María José Balcells y Oriol Pibernat.

 

Vinçon es como una película muy larga”
Conversación con Fernando Amat, propietario de Vinçon

¿Qué es para tú Vinçon?

Es como una película muy larga. A pesar de que acabó con el cierre, al recordarlo siempre me vienen a la mente las cosas buenas... raramente las malas (que también las teníamos).

¿Cuál crees que fue el secreto del éxito de Vinçon?

Vinçon empezó a ser un éxito a partir de 1990. Los primeros años, en la década de los sesenta, fueron duros. Recuerdo mi padre pidiendo préstamos para llegar a final de mes. El secreto es que fue una empresa familiar, cada uno de nosotros fuimos escogiendo aquel trabajo que nos gustaba más. Yo elegí aquello que me parecía más interesante: los objetos. Por suerte, mi sobrino Sergio descubrió que la búsqueda de productos era bastante divertida y fue una gran ayuda para mi trabajo. Muchos años de viajar por todo el mundo y muchas anécdotas. ¡Siempre pienso que yo me quedé la parte más interesante! 

¿Cómo sería Vinçon si todavía no hubiera cerrado?

Yo estoy seguro que no hubiéramos superado la crisis de la Covid-19. Muy triste, muy triste. Seguro. 

Diseñadores y diseñadoras de renombre están vinculados a Vinçon, como es el caso de América Sánchez, Javier Mariscal y Pati Núñez, entre otros. Esta última diseñó las conocidas bolsas para las campañas de Navidad. ¿Qué representaba para la tienda hacer campañas o incorporar nuevas piezas diseñadas por profesionales de renombre? ¿Cómo ibais a buscar estos diseñadores? Y para estos profesionales, que representaba para ellos trabajar para Vinçon?

No todos los diseñadores eran profesionales de renombre. En el año 2009 la bolsa la hizo en Jaume Bessó, un paciente que conocí cuando hice de jurado de un premio organizado por la Fundación de Salud Mental CPB. Lo tratamos cómo si fuera un profesional y el resultado fue genial. Se puede ver en la página 287 del libro. Raramente buscábamos diseñadores de producto. Buscábamos directamente los productos sin tener en cuenta quién los había diseñado. 

¿A lo largo de toda la trayectoria de Vinçon se han diseñado y vendido una gran cantidad de piezas y objetos. ¿Nos podrías destacar alguna? ¿Qué tienen de especial?

La cantidad de referencias que gestionábamos era aproximadamente de 10.000. Hoy mismo he usado una cuchara para sopa que vendimos durante años. No sé quién la diseñó, posiblemente cuando lo hicieron por primera vez la palabra diseño no existía. El modelo se decía Baguette y la fabricaba una empresa del Poblenou que se decía Metales y Platería RIBERA (Can Culleres). Encajaba perfectamente con nuestra colección. Creo que puede ser un ejemplo de nuestra manera de encontrar productos permanentes. 

Se cumple el séptimo cumpleaños del cierre de Vinçon. ¿Cómo han sido estos siete años?

Los tres primeros años fueron tristes. Después fui abriendo nuevas posibilidades. Me gusta explicar que estoy aprendiendo un trabajo de carpintería. Encuentro que hacerlo con las manos y con las mejores herramientas que puedo encontrar me da mucha satisfacción. Si me equivoco, vuelvo a empezar hasta que medianamente me gusta. Qué milagro...

 

“En Vinçon fueron pioneros e innovadores en muchos aspectos”
Conversación con Maria José Balcells, autora del libro VINÇON. 1929-2015

¿Como fue el proceso de documentación y recogida de información?

En julio del 2015, una vez Vinçon ya había cerrado, se hizo una primera visita para saber cuál era la documentación que quedaba en la tienda y que podía ser de interés. Aquello que seleccionamos se llevó al almacén que tenían en Hospitalet de Llobregat y, desde septiembre hasta final de año, prácticamente todo el equipo del Centro de Documentación fuimos dos o tres días por semana para seleccionar, inventariar, limpiar y poner en material de conservación toda la documentación. Estos meses contamos con la ayuda de Fernando y Sergio Amat y también de Basilio, uno de los trabajadores más antiguos de la empresa, que nos ayudó a identificar algunos materiales y nos explicó muchas historias.

¿Qué tipo de documentos y de objetos forman el Archivo Vinçon?

Los 46 metros lineales que ocupa el archivo están integrados por documentación muy diversa que ayuda a entender y a reconstruir la historia de la empresa. Hay desde el primer libro de matrícula, donde aparece la entrada a las oficinas de Jacinto Amat en 1934, hasta fotografías de las últimas semanas de la tienda. También todos los expedientes de importación de productos de los años 80, que nos permiten conocer qué se vendía en la tienda, documentación diversa sobre la Sala Vinçon o sobre diferentes aspectos de la tienda de Madrid. 

¿Encontrasteis algún documento en concreto que no os esperabais?

Tuvimos muchas sorpresas porque, además de todo el material más conocido, encontramos documentación interna que permitía conocer el funcionamiento de Vinçon, estudiar toda la estrategia que había detrás y demostrar que fueron pioneros e innovadores en muchos aspectos. 

¿Qué diferencia había entre la Vinçon creada por Hugo Vinçon en sus inicuos y la de la familia Amat?

Hasta la incorporación de la segunda generación de la familia Amat, Juan y Fernando, el negocio fue bastante similar, sobre todo en cuanto al tipo de producto (vajillas de estilo clásico, pequeños muebles, objetos de regalo, etc.). Es a partir de finales de los años 60 que Vinçon hizo un gran cambio. Introdujeron el autoservicio, una cosa completamente desconocida en aquellos momentos e incorporaron un sistema expositivo modular que daba un aire más moderno. Los escaparates se convirtieron en un reclamo que invitaba a entrar a la tienda. Del mismo modo, el letrero de neón fue muy característico y único durante estos primeros años. 

¿Cuál crees que fue el secreto del éxito de Vinçon?

Personalmente, creo que hay dos factores fundamentales: la ironía y la inteligencia en la selección de productos. Creo que aquella decisión que tomaron los dos hermanos Amat “venderemos aquello que nosotros nos quedaríamos” fue muy osada pero funcionó.  ¿Cuáles son, para ti, los objetos más icónicos de Vinçon? Sin duda el calendario y las bolsas. Creo que los dos son un claro reflejo de los factores que apuntaba antes: la inteligencia del producto, con un calendario simple y visible nacido de la mano de uno de los maestros del diseño gráfico, y la ironía, con bolsas como la de ‘Sociedad no anónima’, con las figuras de los hermanos Amat dibujadas por Javier Mariscal o la del jamón de la crisis de Juli Capella son claros ejemplos.

 

“Vinçon era diferente porque aquellos que se hacían cargo lo eran”
Conversación con Oriol Pibernat, autor del libro VINÇON. 1929-2015

¿Por qué Vinçon ha sido tan importante para la historia del diseño de Barcelona?

Las ciudades son núcleos de cultura, vida social e intercambio económico. Vinçon destacó en estos tres ámbitos. Demasiadas veces solo se piensa la historia del diseño como una cadena de diseñadores u objetos icónicos, pero en realidad se nos escapan una gran cantidad de preguntas. ¿Cómo se distribuye este conocimiento? ¿Cómo, quién y por qué lo consume? ¿Cómo se crea este valor cultural? Si nos hacemos estas preguntas desde Barcelona, no nos podemos escabullir de hablar de Vinçon. No es que simplemente contribuyeran a «introducir» el diseño o a popularizarlo. Lo que hizo Vinçon es conformar una idea del que se podría entender por diseño en Barcelona. 

¿Y en el ámbito social, qué impacto tuvo?

Con cierta perspectiva, se ve muy claro cuando una cosa conecta o desconecta con su tiempo. Y no hay duda que Vinçon conectó con su tiempo. Yo me refiero, sobre todo, a los cambios que se produjeron cuando la tienda pasó en manos de los hermanos Amat. Vinçon fue un agente activo de estos cambios, y de aquí su prestigio y su éxito. Dio nuevas opciones de consumo a casi tres generaciones y fue el imán que atrajo y magnetizó unos grupos urbanos de procedencias culturales diversas. En Vinçon se acabaron dando cita la señora María y el arquitecto, el público familiar y el estudiante de Bellas artes, los que se casaban y los que no pensaban hacerlo nunca. 

¿Cuál crees que fue el secreto del éxito de Vinçon?

Pues esta completa la pregunta anterior. ¿Cómo fue que Vinçon creó este público y como fue captando más? A mi parecer, si tuviera que resumir cuáles son las decisiones de más acierto que se tomaron, hablaría de las que corresponden al libreto, a la ‘puesta en escena’ y a la interpretación actoral. El libreto o guion corresponde a la selección de productos hecha, se creaba un universo diverso, pero a la vez coherente, del gusto por las cosas domésticas apreciables, bien por su simplicidad, bien por su curiosidad o bien por su interés cultural. Con la ‘puesta en escena’ me refiero al diseño del espacio y a la presentación de los productos, muy esmerada en el sistema de autoservicio. Finalmente, la interpretación completa este espectáculo teatral con una actuación desenfadada, natural y espontánea que te hacía sentir cómodo dentro de la tienda, muy a tu aire, sin las molestias del protocolo del consumo. Tenías atención si la querías y si no practicabas desinhibidament la curiosidad por las cosas sin que nadie te molestara. Y aquí hay que remarcar la complicidad que encontraba el visitante en el humor ligero, para la mayoría de receptores, o en una ironía más aguda, por quien sabía entenderla. Esto lo encontrabas en la gráfica y en los mensajes verbales, pero también en el árbol para que el perro orinara o en los dependientes circulando con patinete. Vinçon era diferente porque aquellos que se hacían cargo lo eran. Estas diferencias acababan implicando la gente y ampliaban los círculos de fans, de fieles y de frecuentadores del local. 

¿Qué importancia tuvo la Sala Vinçon?

La importancia de la Sala fue doble: por la misma tienda, por un lado, y por la escena cultural de la ciudad, de la otra. Fue un lugar de oportunidad para muchos creadores emergentes. Se presentaron propuestas que no hubieran encajado en ninguna galería comercial y, en este punto, hay que reconocerle un papel muy destacado en el descubrimiento de talento o al dar cobertura a movimientos renovadores. Una característica muy remarcable es la aparente carencia de coherencia en su línea de exposiciones. Fue una programación sin prejuicios, sin categorías estéticas o generacionales preconcebidas. Se buscaba el talento, la creatividad y cierto punto de provocación. La Sala cubre un periodo largo de tiempo y hay diferentes etapas, y en algunas dominaba más una cosa y en otras la otra. No se podría entender la escena artística y del diseño en Barcelona sin percibir su incidencia, sobre todo en las décadas de los setenta y ochenta. La Sala aportó otro tipo de público y añadió valor en la tienda. 

¿Cuáles son, para ti, los objetos más icónicos de Vinçon?

Muchos que lo son para mí lo deben de ser para mucha más gente. Como objeto gráfico, sin duda las bolsas de Navidad y el calendario. Entre las bolsas la primera, la de la mano verde con seis dedos de América Sánchez y la del motivo que se reproduce en la portada del libro con los dos hermanos Amat. En cuanto a los objetos, me decantaría por las zapatillas chinas y el trineo. El producto que tengo más presente cada día mientras ceno en la cocina es la luz de suspensión Boqueria, otra edición propia de la tienda.

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