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Imatge: Oriol Rossinyol
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Del sonido a la música

El instrumento iluminado se perfila en la penumbra de la vitrina. El hombre observa el arco musical, una rama de árbol tensada por una sola cuerda de fibras vegetales. Nada más. Su mirada va más allá del objeto. Ante sus ojos la imaginación y el recuerdo ancestral hacen surgir las imágenes. El instrumento toma vida en el pensamiento de ese hombre.

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1. El objeto de la mirada (ilustración Oriol Rossinyol)

Un hombre de otro tiempo, de otro sitio, está delante de él. Escucha el rumor de la selva que le rodea. Distingue incontables sonidos. Muchos los conoce, otros forman parte de ese secreto que llena la naturaleza y se confunde con el más allá, con lo que no conoce, lo que no puede entender.

Percibe el peligro. Coge el arco. Pero un sutil rumor de la cuerda se esparce por el aire. El salvaje animal, dispuesto ya a saltar sobre su presa, escucha la vibración imperceptible, el sonido que le va a costar la vida. El hombre ha tenido un breve instante para disparar con su arma, justo en el momento en que el animal salta.

Éste ha sido el último lanzamiento y la última víctima del hombre. Su pensamiento ha quedado anclado en la voz de la cuerda. Le ha salvado la vida. Desde ese momento su existencia irá ligada al sonido y a los objetos sonoros.

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2. El sonido de una sola cuerda (ilustración Oriol Rossinyol)

Pasan los días, años, siglos. Aquellas manos, ese hombre, esa mujer, ese ser humano, observa y escucha. El objeto y el sonido.

Aquel sonido débil, como un gemido casi imperceptible, aquel que habla a las fieras salvajes, está en esa cuerda. Después, al apoyar el arco sobre un tronco escucha cómo el sonido crece, el gemido es un grito. Experimenta, manipula. Su arco en contacto con algunos objetos levanta su voz y las fuerzas desconocidas de la naturaleza le escuchan.

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3. Del objeto al instrumento

Y ahora habla con el silencio en esa cuerda, no dice palabras porque los espíritus de la selva no las entienden. No emite ningún sonido, tan sólo mueve su boca a raíz de la cuerda y el sonido se multiplica y habla. Y después, quizás mucho después, su propia voz canta los sonidos escondidos dentro de la vibración de aquella cuerda vegetal.

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4. Arco musical y modulación con la boca

Y con el paso de los días, de los años, de los siglos, esas manos trabajan el ingenio y el sonido. Y los transforman. Pronto añadirá más cuerdas, pronto cambiará el aspecto de la pieza. En breve las figuras de los animales y la apariencia de las personas formarán parte de los objetos sonoros. Y cada herramienta tendrá una función y la vibración sonora que un día detuvo una fiera salvaje, ahora evoluciona y puede hablar el lenguaje secreto de la lluvia y el trueno, del sol y la noche, del fuego y del viento, de la vida y la muerte.

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Y después, estos sonidos, con esas manos que saben encontrar lo que no se ve, curarán a los enfermos, dormirán al niño, jugarán con los niños, contarán historias. Harán bailar, soñar, amar, transformar la tristeza en una sonrisa y también, acompañar el último adiós de quien se va.

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8. Griot con una kora

Y un día, alguien, un hombre, una mujer, escuchó esos sonidos que hacían bailar, dormir, amar, recordar, soñar y dijo una palabra. Música. Y sólo escuchaba mientras en su interior la emoción le llenaba.

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La mirada del observador se retira, llena de historia, llena de vida. Por el camino observa con detalle todos aquellos instrumentos descendentes de ese arco de la selva africana. Imagina en su interior toda la música del mundo. Del pasado, de ahora, de lejos, de aquí. Hija del sonido de una sola cuerda.

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Cuando la claridad del día se esconde y las luces de la ciudad luchan por ahuyentar la oscuridad, el observador está concentrado en una pequeña estancia. El silencio tan sólo lo rompe un intenso rumor que viene de más allá de las paredes. En su pensamiento evoca el sonido de la naturaleza, de la selva. Coge su guitarra y sale. La luz que lo ciega no tiene ninguna importancia junto a la inquietud que le provoca el ruido, la confusión, la llamada que tiene delante. Lentamente, el revuelo acústico va menguando y algo cercano al silencio llena la sala.

El músico, casi como en un ritual jamás celebrado, pinza una sola cuerda. Con ternura, con respeto, con humildad. Buscando quizás el sonido primigenio, el sonido de aquella cuerda vegetal que aún vibra en el interior de su cabeza. Y enseguida acerca su guitarra eléctrica a los altavoces buscando los sonidos ocultos de este gemido. La búsqueda es un diálogo, un camino sonoro que se le lleva al pasado. Ahora ya son todos sus dedos quienes miman y manosean el instrumento. La música que surge está llena de todos los sonidos de la historia. Los que hacen llorar, los que hacen reír, los que hacen querer, los que hacen bailar, los que cuentan, los que llevan al silencio. Y como en una danza, el hombre y el instrumento se abrazan, se aman, se odian, luchan. Y el público, como una selva enloquecida por las fuerzas de la naturaleza, pasa del silencio expectante al grito atronador. El intérprete va del dolor a la alegría, de la ternura a la fuerza, de la dulzura a la dureza, de la fatiga a la violencia. Como dos amantes enloquecidos buscando el placer total. Como dos enemigos ancestrales luchando hasta la destrucción.

Y cuando el ruido y los gritos de la selva humana llenan todo el espacio el músico se aleja con la cabeza gacha dejando en el suelo del escenario los restos de su guitarra.

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16. Jimi Hendrix con una guitarra eléctrica

Descripción de las imágenes

1. El objeto de la mirada. Ilustración: Oriol Rossinyol.

2. El sonido de una sola cuerda. Ilustración: Oriol Rossinyol

3. Del objeto al instrumento. Ilustración: Oriol Rossinyol

4. Arco musical (mbela) y modulación con la boca. Una de las maneras de tocar el arco musical, en algunas culturas africanas, es usando la boca como caja de resonancia mientras se percute la cuerda con una varilla de madera. La variación de la cavidad bucal hace que se destaquen diferentes sonidos armónicos y se puedan crear melodías. Imagen vía Wikimedia Commons, de Tropenmuseum, part of the National Museum of World Cultures.

5. Mvet, MDMB 679. El sonido de la cuerda queda amplificado al conectar el arco a una cavidad vacía, por ejemplo, una calabaza. Foto: Sara Guasteví.

6. Ngombi. MDMB 390. La conexión del arco a un tronco vaciado permite disponer de una caja de resonancia y a su vez añadir más cuerdas que producirán sonidos diferentes. El arco musical se ha transformado en un arpa. La incorporación de grabados y tallas de figuras animales o humanas en los instrumentos relacionan el objecto sonoro con su simbolismo y lo vinculan al mundo de la naturaleza, los espíritus y el de los ancestros. Foto: Jordi Puig,

7. Guinbri, MDMB 356. La construcción del instrumento se transforma. Con una o pocas cuerdas podemos hacer muchos más sonidos si con el dedo las apoyamos sobre la estructura que las sujeta. Foto: Jordi Puig.

8. Griot con una kora. El griot, el transmisor de la cultura, acompañado de un instrumento musical de cuerda, explica sus historias de pueblo a pueblo. También los instrumentos acompañarán los diferentes rituales de la vida de los pueblos. Imagen: vía Wikimedia Commons, de François-Edmond Fortier.

9. Arpa, MDMB 366. Cada cuerda una nota, un camino de la evolución de los instrumentos de cuerda. Arco musical, arpa africana (ngombi), arpa. Foto: Eduard Selva.

10. Ud, MDMB 188. La evolución instrumental sigue. El tronco vaciado se transforma en una caja que pueda vibrar mejor para amplificar el sonido. La rama que sujetaba las cuerdas, ahora es un mástil trabajado para apoyar la cuerda con precisión. Cada cultura utiliza sus materiales y ornamentación propia. Foto: Jordi Puig.

11. Archilaúd, MDMB 403. Foto: Jordi Puig.

12. Rabab. MDMB 5. Foto: Jordi Puig.

13. Viola de gamba. MDMB 694. Foto: Jordi Puig.

14. Guitarra. MDMB 619. Foto: Eduard Selva.

15. Guitarra eléctrica. MDMB 1691 Foto: Eduard Selva.

16. Jimi Hendrix (1942-1970). (imagen vía Wikimedia Commons, de Marjut Valakivi). Se considera uno de los músicos de guitarra eléctrica más influyentes del rock. Aparte de su habilidad como guitarrista, trabajó en la búsqueda del sonido del instrumento y el ensamblaje con los altavoces, siendo pionero en el uso de la guitarra eléctrica como una fuente de sonido electrónico.

Al empezar esta narración tuve muy presente la figura, la música y la vida de este músico. Sus antepasados africanos era un buen inicio para conectar el origen de los instrumentos de cuerda con sus ancestros. También la música de Hendrix, inspirada en el blues, es un vínculo importante de la historia de la música rock con las expresiones musicales de toda una comunidad desplazada a la fuerza de su lugar de nacimiento. La búsqueda del sonido de este músico, centrada no sólo en el propio instrumento sino también en la realimentación del sonido con los altavoces, convirtiendo los sonidos indeseables en música, es un paralelismo con la búsqueda del sonido de las primeras culturas animistas y la vinculación con la naturaleza y el mundo desconocido. Por otra parte, la fuerza e intensidad vital de sus conciertos y su muerte prematura me han servido para intentar expresar en la descripción de un concierto la continuidad de la historia de la música y los instrumentos.

Ahora, sólo me queda por decir que cualquier parecido del texto con la realidad de este músico es pura coincidencia. Sin embargo, quiero agradecer a Jimi Hendrix y a todos los músicos y lutieres que con su trabajo nos permiten viajar por la historia de los sonidos y vivir intensamente la música.