El espíritu científico y técnico y una gran pasión por la música unieron a dos hermanos para iniciar una trayectoria artística que después de medio siglo sigue llena de vitalidad. Las esculturas sonoras de los hermanos Bernard (1917) y François (1920) Baschet se pueden considerar la aportación más innovadora del siglo XX en el campo de la acústica musical. En contraposición y paralelamente a la expansión de la electrónica, los hermanos Baschet exploraron la acústica de los materiales buscando nuevas sonoridades. Los experimentos que François llevó a cabo en los años cincuenta para mejorar su guitarra hinchable, construida para viajar ligero, así como los contactos de Bernard con el Groupe de Recherches Musicales de París, generaron una pregunta: ¿es necesario que el lenguaje musical del siglo XX se exprese únicamente con instrumentos del pasado?
El trabajo de los hermanos Baschet se ha vertebrado desde entonces en torno a tres principios fundamentales: estética sonora, estética de la forma y función social y pedagógica del arte. Hoy en día su trabajo es reconocido mundialmente tanto en el ámbito artístico contemporáneo, por su aportación de nuevas sonoridades, como en el ámbito científico, por la investigación pionera que representa. La herencia de su trabajo incluye también el diseño escultórico, las intervenciones en la arquitectura pública de ciudades de todo el mundo, una nueva didáctica musical infantil y una acción social dirigida tanto a personas discapacitadas como a personas en riesgo de exclusión. Con esta exposición, el Museu de la Música reconoció este trabajo, al tiempo que, gracias a la donación de tres instrumentos realizada por François Baschet, incorporaba a su fondo patrimonial una nueva etapa de la evolución instrumental. Las audiciones musicales con los instrumentos Baschet, las visitas comentadas y talleres escolares que se ofrecieron al público a lo largo de la exposición ofrecieron la posibilidad de interactuar y experimentar con las creaciones de los hermanos Baschet
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