Roquetes es un barrio situado al pie de la colina homónima, entre la ronda de Dalt y la sierra de Collserola, que se caracteriza por sus fuertes pendientes. Históricamente, contenía canteras, algunas minas y bosques de encinas y pinos, que se fueron sustituyendo por la urbanización del espacio, ya a principios del siglo XX. Nombres como los de Campreciós, Jaume Pinent, Catasús o Llopis estarán ligados para siempre a este barrio.

La urbanización fue especialmente importante en los cincuenta, con la llegada de inmigración. La Obra Sindical de la Vivienda construyó más de un millar de viviendas de tamaños muy reducidos y de escasa calidad, que no fue suficiente para absorber la gran demanda. Así, muchas familias se construyeron sus propias viviendas en terrenos sin urbanizar ni sin ningún tipo de servicio. Esta anarquía llevó a los vecinos a hacerse infraestructuras mínimas, como canalizaciones para hacer llegar el agua potable a sus casas, así como una red de alcantarillado precaria. Estas obras las llevaban a cabo los días festivos y los domingos. Al mismo tiempo, la fuerza reivindicativa del vecindario consiguió que el transporte público llegara al barrio, y que la Administración abriera equipamientos sanitarios y educativos.

Estas últimas décadas, las administraciones hicieron llegar el metro al barrio; en el 2008, construyeron aparcamientos y colocaron ascensores para facilitar a los peatones la movilidad, evitando, así, con comodidad, algunas de sus fuertes pendientes.