CRISTIANISMO | Corpus Christi, fiesta religiosa y popular
El Corpus Christi (en latín ‘cuerpo de Cristo’) es una fiesta de la Iglesia católica destinada a venerar la eucaristía. Es una fiesta del calendario litúrgico que tiene lugar el jueves siguiente a la octava de Pentecostés. Esta fiesta, de origen medieval e instituida por el papa Urbano IV en el año 1262, tenía que servir a la Iglesia para venerar públicamente el sacramento de la eucaristía y exaltar la doctrina del cuerpo de Cristo frente a quienes la negaban. Fue sobre todo a partir de 1316 cuando se extendió por toda la cristiandad, a raíz de una bula del papa Juan XXII. De esta manera, se extendió por toda Europa, donde con el paso del tiempo ganó importancia. A partir de aquel momento se generalizó en Europa, y todavía en el siglo XXI, seis siglos después, es un acontecimiento religioso, social, cultural y festivo de gran trascendencia.
El Ayuntamiento de Barcelona ya hace muchos años que decidió recuperar la fiesta de Corpus, una de las festividades más antiguas y lucidas de la ciudad. Y lo hizo a partir de dos de los aspectos más populares y participativos de la fiesta, que son fruto de la herencia colectiva de los barceloneses y las barcelonesas: l’ou com ballay la procesión.
L’ou com balla es una de las celebraciones más singulares de Barcelona, que ha distinguido la festividad del Corpus desde el año 1636. L’ou com balla consiste en hacer bailar un huevo vacío sobre el surtidor de agua de una fuente cuya peana ha sido adornada con abundantes flores y plantas. Se ha identificado esta imagen con la figura de la eucaristía en el momento de la elevación, pero las alusiones del huevo a la fertilidad y la plenitud y el hecho de que esta costumbre tenga lugar justamente por Corpus pueden sugerir otras interpretaciones y lecturas. La tradición, tan sencilla como misteriosa, despierta pasiones entre los estudiosos, que discuten todavía hoy sobre el origen y el significado de l’ou com balla. Para algunos es una metáfora del ciclo de la vida y una referencia al tiempo y al movimiento continuo. Otros lo ven como un simple juego de entretenimiento propio de la Edad Media. Sea como sea, y aunque quizás se trate solo de un simple juego, lo cierto es que esta tradición ya se celebraba en la Catedral de Barcelona en el año 1440. Más allá de la discusión sobre sus orígenes, lo que sí es cierto es que la tradición ha arraigado en Cataluña, el único lugar del mundo donde actualmente se celebra l’ou com balla. Esta celebración ya forma parte del imaginario colectivo de Barcelona.
La procesión, celebrada en Barcelona desde 1320, ha tenido una significación muy importante para la ciudad y la ciudadanía. Barcelona y Gerona fueron las segundas ciudades del mundo que celebraron el Corpus Chirsti con una procesión. Las procesiones del Corpus son el antecedente de los actuales pasacalles de muchas fiestas mayores de pueblos y ciudades. La procesión es un patrimonio cultural inmaterial de la ciudad, y durante siglos fue la verdadera fiesta mayor de la ciudad. En la vertiente festiva, ha sido el origen de muchos bailes y elementos de imaginería festiva: los gigantes, los cabezudos, el bestiario y otras danzas y entremeses, que hoy en día forman parte de la cultura tradicional más arraigada. Desde 1992, el Ayuntamiento de Barcelona organiza este séquito brillante y festivo, que se añade a la procesión de los fieles —a la que precede— y que sale después de la misa de Corpus siguiendo a la custodia con el santísimo sacramento sobre el trono del rey Martín. Habitualmente la procesión tiene lugar el domingo siguiente a la festividad de Corpus. Los diversos elementos salen del patio del Ayuntamiento acompañados de música y siguiendo un estricto orden. Tras las presentaciones y los bailes de rigor, empieza la procesión festiva, que circula por la calle del Bisbe hasta llegar al Pla de la Seu. Allí el séquito eclesiástico se une a la procesión festiva.
Otra de las expresiones características del Corpus son las enramadas o alfombras de flores. Son obras de arte naturales, tan bellas como efímeras. Unas obras que serían pisadas por la procesión de Corpus y el séquito festivo o por el pasacalle sustitutorio. No obstante, antiguamente eran respetadas por todos los participantes de la procesión, a excepción de los que llevaban la custodia, que eran la esencia del Corpus. Barcelona se engalana con alfombras florales, ya que en los últimos años las alfombras florales se están recuperando en la ciudad. Si hasta hace pocos años no se hacían muchas, hoy en día hay cerca de una quincena de entidades que promueven la creación de alfombras en las plazas y las calles. De hecho, este año habrá más que nunca, ya que se ha trabajado codo con codo con varias asociaciones y colectivos que las harán en
sus barrios.
También es destacable la proliferación reciente de asociaciones de campaneros y campaneras en varios barrios, que anuncian la celebración e inundan el paisaje sonoro barcelonés con sus repiques.