"Los espacios de encuentro interreligioso son más necesarios que nunca para fomentar lo que nos une en la diversidad", Jaume Collboni

El 26 de septiembre Barcelona fue el escenario del encuentro interreligioso "Una ciudad, muchas voces", en el marco de la 37.ª Copa América de vela, para dar reconocimiento y visibilidad a la Barcelona plural, rica y diversa, y también a la Barcelona acogedora y abierta. El encuentro, organizado por la Oficina de Asuntos Religiosos (OAR) y el Grupo de Trabajo Estable de Religiones (GTER), consistió en un acto interreligioso en el Centro Patriarca Abraham y, antes, las personas asistentes pudieron seguir la final de la competición desde el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona. Asistieron ciento veinte personas representantes de ochenta comunidades y entidades religiosas y espirituales de la ciudad y de los equipos participantes de la Copa América.

En este acto estuvieron presentes el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, la comisionada de Relaciones Ciudadanas y Diversidad Cultural y Religiosa, Sara Belbeida, los tenientes de alcaldía M. Eugènia Gay y Albert Batlle, el concejal de Deportes, David Escudé, y la concejala Neus Munté, entre otros representantes y autoridades.

Desde las Olimpiadas de 1992, la Copa América es el segundo evento internacional de esta magnitud que ha acogido la ciudad de Barcelona. En el marco de este evento, y como parte de la Regata Cultural, se organizó el acto “Una ciudad, muchas voces. Celebración interreligiosa Copa América Barcelona”. Además, se recuperó el espacio interreligioso de 1992, el Centro Patriarca Abraham, espacio que une el pasado y el presente de Barcelona, para establecer un puente entre dos momentos cruciales de su proyección internacional.

Un espacio con un marcado carácter simbólico, “tanto desde el punto de vista religioso como histórico, en relación con los Juegos Olímpicos de 1992”, reconocía el alcalde Jaume Collboni. Y no es casual que el encuentro interreligioso, promovido por el Ayuntamiento de Barcelona, se celebrara en el Centro Patriarca Abraham. Durante su intervención, el alcalde recordó que el Centro Abraham se construyó durante los Juegos Olímpicos del 92 para acoger los servicios religiosos de la Villa Olímpica para las personas creyentes de las cinco confesiones reconocidas por el Comité Olímpico Internacional (catolicismo, protestantismo, islam, budismo y judaísmo). “El Centro Abraham se convirtió en una de las principales experiencias interreligiosas que ha vivido Barcelona. Esta iglesia es una obra de arte al servicio del ecumenismo”. “Hoy aquí reviviremos la experiencia interreligiosa del 92”, afirmó Collboni, para reivindicar también que la unión a partir de la trascendencia “va más allá de las creencias concretas”. Y siguió explicando: “Treinta y dos años desde que se inauguró este espacio, hoy volvemos a vivir un evento deportivo que une a equipos de varios países de todo el mundo”, y añadió: “Los espacios de encuentro interreligioso son más necesarios que nunca para fomentar lo que nos une en la diversidad”. Hoy Barcelona es una ciudad que quiere fomentar el diálogo interreligioso. Un diálogo imprescindible para construir un mundo en paz. “Necesitamos espacios para imaginar y construir esta paz. Y desde Barcelona queremos contribuir a ello, como hemos hecho siempre, con la colaboración de todo el mundo”, clamó el alcalde.

Unas creencias, destacó el presidente del Grupo de Trabajo Estable de Religiones, Mohamed Halhoul, que hacen de las comunidades religiosas “una contribución real y positiva en materia de justicia y convivencia”. En la vida diaria del ritmo de la ciudad “comunidades religiosas y espirituales, como tantas otras, aportan una gran riqueza patrimonial y cultural y hacen de Barcelona una ciudad cosmopolita, acogedora y referente en el ámbito internacional”, remarcó Halhoul. Y, ya focalizando el tema del encuentro, puntualizó que “uno de los objetivos de este acto es este reconocimiento a las contribuciones de las comunidades a favor de la justicia social”.

La comisionada de Relaciones Ciudadanas y Diversidad Cultural y Religiosa, Sara Belbeida, también destacó esta labor diaria en su locución final. En este acto “se ha conseguido algo muy especial: unirnos más allá de nuestras diferencias para reflexionar y para compartir un momento de paz y de convivencia. Sin ceremonias ni liturgias, pero con la música y la reflexión como hilos conductores, se ha compartido un espacio común de escuela”. Y añadió: “Pero, sobre todo, quiero agradecer especialmente a las comunidades religiosas y espirituales de nuestra ciudad la labor que hacéis cada día, día sí y día también. Contribuís con vuestra solidaridad, vuestro compromiso y vuestros valores a hacer de esta ciudad un lugar mejor para todos los barceloneses y las barcelonesas. Sin vosotros, Barcelona no sería Barcelona”. Son muchas las comunidades y entidades de Barcelona que desarrollan una acción social muy remarcable y a veces invisibilizada: Centro Bahá’í de Barcelona, Dahira Jazul Khoulob, Minhaj ul Quran, Centro Cultural Islámico de Sants, entre muchísimas otras. Son comunidades de personas que, independientemente de sus creencias o sus orígenes, acogen, ayudan y hacen de Barcelona una ciudad aún más humana y solidaria. Hay que darles el merecido reconocimiento y destacar su valor.

El encuentro interreligioso que se celebró el 26 de septiembre por la tarde, diseñado por el GTER, giró en torno a la reflexión y la música, sin liturgia y pensado para encontrar un espacio común, donde personas vinculadas a diferentes comunidades religiosas de la ciudad reflexionaron sobre textos de distintas tradiciones religiosas que se han inspirado en la creación, el agua y el mar como elementos simbólicos. El agua, el mar, es un elemento fundamental en el deporte marítimo, así como el viento y otros elementos de la creación. En este contexto, la Copa América es una de las competiciones náuticas más antiguas y prestigiosas, y mantiene una relación especial con el agua. La religión, por su parte, ha mantenido una relación simbólica con los mares y océanos. El agua representa simbólicamente elementos muy diversos, como pueden ser la purificación, el renacimiento o la fuerza vital, y a menudo es el escenario de grandes gestas mitológicas y religiosas. La Copa América puede verse como una metáfora de la condición humana, que busca su camino a través de la inmensidad del océano. Esta competición es un recordatorio del vínculo profundo que los humanos tenemos con el agua, un vínculo que se remonta a los orígenes de nuestra historia y que se manifiesta de maneras diversas, tanto en el deporte como en la práctica de la fe. A través de esta conexión, en el encuentro interreligioso, se recordó la relación cercana, singular y simbólica que cada tradición tiene con el agua y con la creación.

En el acto leyeron textos sagrados y reflexiones propias el Dr. Antoni Matabosch (cristianismo), presbítero de Barcelona, doctor en Teología y miembro del GTER, la Sra. Aicha Mahamsani Ettibari (islam), miembro de la asociación Consejo Islámico Cultural de Cataluña, el Sr. Samuel Garzón (judaísmo), rabino de la Comunidad Israelita de Barcelona, y la Sra. Glòria Puig (budismo), presidenta de la Coordinadora Catalana de Entidades Budistas y secretaria de Sakyadhita Spain. Tras cada una de las lecturas, depositaron simbólicamente una vela sobre el agua. El acto se acompañó de varias piezas musicales interpretadas por Burruezo & Nur Camerata: ‘Nur-llum’, ‘Aman aman’, ‘Ebrios de amor divino’, ‘Komako’, ‘Noi ti preghiamo’ y ‘Qurtuba’.

La Oficina de Asuntos Religiosos coorganizó este encuentro junto con el Grupo de Trabajo Estable de Religiones. La OAR es un servicio municipal del Ayuntamiento de Barcelona que vela por garantizar el derecho a la libertad religiosa y de conciencia en la ciudad, da a conocer y facilita el reconocimiento de la pluralidad religiosa, y genera y fomenta espacios de diálogo e interacción positiva. El pluralismo religioso se ha integrado como parte de las políticas de interculturalidad gracias al plan Barcelona Interculturalidad (2021-2030), que, más allá del compromiso de avanzar hacia una igualdad real y efectiva de derechos, implica también el reconocimiento y el respeto de la diversidad cultural y la pluralidad religiosa como un aspecto estructural de la sociedad que hay que tener presente y valorar, así como el objetivo de facilitar la interacción positiva, la generación de vínculos, la participación y el diálogo intercultural en condiciones de igualdad. El GTER es una red de confesiones religiosas que promueve la paz y la armonía entre las religiones, un punto de referencia del diálogo práctico y del trabajo conjunto entre las tradiciones. Pretende ejercer una labor pedagógica para eliminar prejuicios y estereotipos, y busca la erradicación de la discriminación y de la ignorancia. Se propone también trabajar conjuntamente para que las religiones vivan y se integren en la sociedad de manera armónica y normalizada. El encuentro también pretende reconocer las iniciativas destacadas de diálogo interreligioso que tienen lugar en Barcelona y promover una mayor comprensión mutua entre diferentes comunidades.

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