Historia del Congrés i els Indians
Hacia los años cincuenta del siglo pasado, la familia Ros i de Ramis vendió 16 hectáreas y media de terreno de su finca de Can Ros al Patronato de Viviendas del Congreso Eucarístico, acabado de construir por iniciativa del obispo de Barcelona, el doctor Modrego. Se trataba de un polígono de viviendas promovido por la iglesia —y no por la iniciativa privada o la Administración como era habitual— y en un momento en que la vivienda se imponía sobre cualquier otra consideración.
Se escogió el proyecto de urbanización elaborado por los arquitectos Josep Soteras Mauri, Antoni Pineda y Carles Marquès, y el Ayuntamiento aprobó, en febrero de 1953, el plan parcial de ordenación del barrio.
Los ejes centrales de esta urbanización fueron las plazas del Congrés Eucarístic y del Doctor Modrego. La parroquia de Sant Pius, que preside la plaza del Congrés, ya estaba incluida en la urbanización, pero no se construyó hasta más tarde. Junto a la parroquia se ubicaron dos escuelas —una de niños y otra de niñas—, conocidas como La Salle Congrés y las Teresianes (actualmente Escuela Arrels).
La primera entrega de viviendas se hizo en 1954 y la última manzana de casas, que eran de una calidad un poco superior al resto, en los años 1967-1968.
La herencia americana
Cuando en 1898 la monarquía española perdió la guerra de Cuba y la antigua colonia se independizó, muchos catalanes que habían ido a hacer las Américas tuvieron que volver a casa y construyeron residencias que reflejaban la fortuna conseguida en ultramar. Algunos de estos emprendedores eligieron como lugar de residencia unos terrenos entonces despoblados del distrito de Sant Andreu, que no tardaron en ser conocidos como el barrio de los indianos.
De aquella época se conservan algunas casas, entre las cuales la más destacada es, probablemente, la conocida como Torre Rosa, de 1920, hoy transformada en coctelería.