La tierra era de cultivo, de la cual se obtenían todo tipo de cereales, verduras, hortalizas y frutas que consumían los habitantes de Barcelona. La industrialización de los siglos XVIII y XIX hizo cambiar la fisonomía del lugar. La industria se reducía a media docena de fábricas de cierta importancia: Hispano Suïssa (Pegaso), Fabra i Coats (La Española), sucursal de la textil de Sant Andreu, Catifes Sert, Farinera La Esperanza (Inoxcrom), Nevín (fábricas de productos químicos), una fábrica de jabones, la fábrica de sombreros Valera & Ricci, etcétera.
Esta franja estrecha de terreno que era la Sagrera estaba urbanizada en torno a la carretera de Ribes, eje que unía las actuales calles mayores del Clot, la Sagrera y Sant Andreu. La población de este pequeño núcleo, muy arraigada, recibió a los primeros inmigrantes durante los años veinte.
A partir de los años cincuenta, con la urbanización de la avenida Meridiana, y más tarde con la desaparición de la Pegaso y el soterramiento de la estación del Norte, se creó una barrera que separó los barrios.
Las plazas más importantes de la Sagrera son la plaza de Masadas (antes mercado), la plaza de Elx, donde se sitúa la iglesia parroquial de Crist Rei, y la plaza de la Assemblea de Catalunya (conocida popularmente como la plaza de las ratas). La calle de la Sagrera es, actualmente, la más importante.