El curso escolar ya ha cogido forma y las actividades y propuestas que llegan desde fuera de los centros escolares se empiezan a hacer realidad. El Centro de recursos de San Andreu ofrece en los centros de la zona propuestas pedagógicas diversas para apoyar a sus proyectos educativos. Uno de estos talleres, propuesto por Bitlab, Can la Rosa y la Nave Va, dentro del marco de la XES de San Andreu es el Q-pasa, dirigido a jóvenes de 2.º de la ESO de los centros escolares del distrito.
La actividad simulará un concurso televisivo que constará de dos o tres dinámicas (bloques de contenidos) que girarán en torno a la importancia de una alimentación sostenible. La actividad se enmarca dentro de Barcelona Capital de la Alimentación Sostenible y ha contado con el asesoramiento de cinco docentes de los diferentes institutos de la zona, que han ayudado a aterrizar los contenidos. “Hemos preparado la actividad después de recoger diferentes miradas y en función de las necesidades de los centros escolares”. Quién habla es en Víctor Jiménez, uno de los integrantes de Bitlab. “El taller, además, no será algo aislado, sino que hemos preparado actividades para los días previos a la visita en el instituto, así como un dosier para continuar trabajando el tema una vez marchamos del centro”, explica. Elisabet Aznar, de la Nave Va, asegura que “(…) el taller Q-Pasa pretende abrir nuevas puertas a nuevas maneras de pensamiento, plantar una semilla; por eso, el taller no solo se quedará en los 120 minutos de intervención artística: también hemos preparado una serie de propuestas pedagógicas para el profesorado con recursos didácticos para continuar trabajando el tema de la sostenibilidad al aula”.
Los temas que se abordarán durante esta actividad son diversos: “(…) a la cápsula escénica que hemos propuesto se toquen temas como el consumo agroecológico, la sostenibilidad, el reciclaje, la huella ecológica, los criterios de consumo de proximidad, etc.”. La actividad, a pesar de tener una matriz fija, se adaptará a la realidad y las necesidades de los quince institutos donde se llevará a cabo. Elisabet explica que se quiere que sea una actividad de cocreació, por eso es muy importante el diálogo con el profesorado, para saber qué carencias hay en las aulas, cuáles son las necesidades o qué son los temas que ellos encuentren más interesantes en función de tipo de alumnado que tienen. La actividad está ideada de forma que no sea un juego de competición: “tienen que colaborar entre ellos y ellas y conseguir la máxima puntuación para el grupo-clase. Lo hemos pensado todo desde una vertiente lúdica, del juego, y con la intención que los niños se lo pase bien. Sobre todo, hemos rehuido del formato tradicional de clase magistral para hacer algo más participativo”, explica Elisabet.
El taller también quiere inculcar, entre otros los valores de la economía social y solidaria. “En nuestras actividades inculcamos valores como la gestión democrática o la importancia de colaborar y no competir. Apostamos por la horizontalidad. Así es como funciona Bitlab y esto es el que intentamos transmitir. Una de nuestras tareas como XES San Andreu es visibilizar la posibilidad de una economía alternativa centrada en las necesidades de las personas”, concluye en Víctor Jiménez. Él apuesta por una escuela abierta en el barrio y en el territorio, con espacios de aprendizaje y pensamiento crítico. “Pienso que es muy interesante que la gente externa, que no somos estrictamente cuerpo docente, podamos participar de que pasa en las escuelas y los institutos. Las instituciones educativas tienen que ser porosas”.
La importancia de saber en que consiste una alimentación sostenible
Quien aporta el discurso del Q-Pasa es el Comedor Cooperativo Can la Rosa, que tiene como intención generar debate entre los y las adolescentes. “Hemos buscado la manera de desarrollar un discurso que gire entorno los conceptos de productores de la zona, kilómetro cero, productos de temporada, etc.” La Rosa Batalla, de Can la Rosa, considera que este tipo de iniciativas son importantes porque “es como poner una semilla de conocimiento en la juventud (…) Los chicos y las chicas tienen que saber que como consumidores y consumidoras tienen una fuerza y que sus hábitos pueden cambiar las cosas. Todos y todas comemos: es salud para nosotros, pero también para el resto, para el planeta. Tenemos que continuar trabajando para generar conciencia”.
Considera que las nuevas generaciones, que ya conocen la Greta Thunberg, disponen de una capa considerable de conocimientos que van en la línea del respeto por el planeta y la sostenibilidad, pero que “los hacen falta herramientas para trabajar estos conocimientos de manera profunda”.
Can la Rosa es un comedor escolar, pero fuera de la escuela. Se trata de una iniciativa liderada por un grupo de padres y madres que se van auto organizar porque sus hijos e hijas pudieran ir a comer en el comedor diariamente. “Cuando llega la hora del mediodía, un grupo de monitores y monitoras van a buscar los nanos y los llevan a comer. son unos 80. Además de darlos de comer, los intentamos transmitir una conciencia alimentaria. Esto es muy positivo porque después los niños y niñas reproducen el que han aprendido en casa”. El comedor cooperativo complementa su actividad con una parte pedagógica de talleres sobre alimentación sostenible y agroecología. Can la Rosa también ha estado detrás de la puesta en marcha del Mercado de Campesino de La Sagrera y dispone de un restaurante que va en la línea de los valores del comedor cooperativo. La razón por la cual no ofrecen servicio de càtering en los centros escolares públicos es porque el 80% de sus productos son ecológicos y no entran a precio público.
A través del taller Q-Pasa, también se quiere vincular el alumnado con el distrito: dar a conocer el Mercado de Campesino, que sepan qué tiendas de proximidad hay en sus barrios, o llevar a cabo una espigada por el entorno para visibilizar la cantidad de comida que se tira.
Tanto desde Bitlab, como la Nave Va, como el Comedor Can la Rosa consideran que es muy importante poner énfasis en cómo nos alimentamos y a expensas de que, sobre todo durante la secundaria, que es cuando se forma la conciencia crítica y se empiezan a tomar decisiones. Es durante la adolescencia que las personas deciden como actuar ante el mundo y qué posición se quiere tomar. “Cuando hablamos de alimentación hablamos de proximidad, de ética, de soberanía”, concluye Elisabet.