El programa “Ampliamos espacios educativos en los barrios” se puso en marcha en Barcelona en mayo 2020 anticipando la necesidad de buscar y ofrecer más espacios exteriores para las escuelas durante este curso 2020-2021 en el marco y contexto Covid-19.
Cuatro de cada diez escuelas de Barcelona han hecho uso este curso 2020-2021, de los equipamientos y espacios exteriores municipales que ha cedido el Ayuntamiento de Barcelona en el marco del contexto Covid. Así lo ha explicado, a la comisionada de Educación, Maria Truñó, durante la presentación del informe “Ampliamos espacios educativos en los barrios para escuelas e institutos”, ante la Comisión de Derechos Sociales, Cultura y Deportes de este junio.
La cesión de espacios ha facilitado el cumplimiento de los protocolos de prevención sanitaria, especialmente el aislamiento entre grupos estables de convivencia (“grupos burbuja”) asignándoles espacios diferenciados durante el tiempo del patio, así como el desdoblamiento de algunos grupos-clase en grupos más pequeños.
Dentro de este programa, equipamientos como, por ejemplo, centros cívicos, bibliotecas, teatros y algunos museos, no sólo han cedido espacios, sino que en algunos casos han podido potenciar su función educativa.
Los espacios exteriores han sido este curso una extensión de la escuela con potencial educativo tanto de esparcimiento como para los aprendizajes al aire libre, en contacto con la naturaleza urbana, y una oportunidad para la innovación pedagógica, así como una oportunidad para hacer más barrios educadores. De la misma manera que las escuelas, cada vez son más los equipamientos educativos abiertos al barrio; los parques, plazas y equipamientos de proximidad se han potenciado como espacios de uso escolar.
“Ampliamos espacios educativos en los barrios” es un programa que no sólo ha permitido dar respuesta a unas necesidades de los centros educativos excepcionales ante la pandemia, sino que ha contribuido a hacer los barrios más educadores y jugables.
Los centros educativos participantes
El informe presentado indica también que 167 escuelas e institutos han utilizado 261 espacios, el 46% de los centros públicos y el 27% de los privados y concertados. De este total de espacios 227 han sido exteriores, mayoritariamente calles, plazas, parques o jardines; y 34 han sido interiores en equipamientos de proximidad, en primer lugar centros cívicos, pero también ha participado 4 museos, 3 bibliotecas, 3 ateneos, 3 equipamientos educativos y 1 casal de barrio.
Los centros educativos participantes han estado presentes en los 10 distritos de la ciudad y en 55 de los 73 barrios. Los distritos con una mayor participación han sido Sant Martí y El Eixample.
Con respecto a los usos del espacio público, el alumnado que más lo ha utilizado es el de primaria y, en especial, los cursos de 5º y 6º, donde 6 de cada 10 niños o niñas han salido periódicamente por el barrio (60-61%), con respecto a infantil y 1º y 2º de ESO ha sido del 21-23. En postobligatoria se han utilizado otros sistemas para no mezclar los grupos burbuja, como la formación semi-presencial. En todos los casos la gran mayoría de usos han sido de 10 a 12 de la mañana.
La comisionada de Educación, Maria Truñó, ha señalado que aunque al principio se utilizaron principalmente como un espacio lúdico a medida que ha adelantado el curso también se han utilizado para hacer horas lectivas. El uso de los espacios al aire libre para actividad lectiva ha sido más importante en infantil y primaria (67%) que en secundaria (54%).
Evaluación por parte de los centros educativos
El informe determina que ha sido posible el cumplimiento de la normativa de prevención sanitaria (mantenimiento de grupos burbuja) sin necesidad de limitar el tiempo o los espacios de esparcimiento. También afirma que ha habido una mayor diversidad de actividades, ya sea en el tiempo del patio o en el tiempo lectivo y una menor conflictividad en el recreo del patio, especialmente en los centros con patios pequeños.
Destaca también el hecho de respirar un aire diferente en un ambiente naturalizado, en oposición a los espacios duros de algunos patios de escuela, así como una mayor posibilidad de juego en espacios abiertos, naturalizados y con espacios pensados para los niños y niñas.
El simple hecho de ir a un espacio nuevo ha motivado mucho a los niños y niñas a descubrirlo y les ha hecho jugar y relacionarse de una forma diferente. Algunos centros han explicado que el programa les ha permitido estrechar vínculos con su entorno más próximo, con el barrio y con sus entidades. El hecho de ocupar los espacios públicos ha supuesto compartir el espacio con gente de todas las edades, procedencias, creencias, incluso animales …
Algunos centros ya utilizaban espacios exteriores antes de la pandemia, pero para otros el programa ha supuesto abrir un abanico de alternativas para los aprendizajes o el juego que hasta ahora no habían considerado. Igualmente, la motivación de salir del centro y realizar actividades en un espacio nuevo y desconocido es un hecho que motiva el alumnado.
También se destaca los beneficios que ha tenido para la ciudad, como la recuperación de espacios públicos que se encontraban deteriorados o con ciertas dinámicas negativas y el aprovechamiento de recursos en horarios que estaban infrautilizados. Igualmente disponer de espacios nuevos ha estimulado la creatividad y ha permitido diseñar nuevas fórmulas de aprendizaje para proyectos adecuados a los nuevos espacios, incluyendo actividades que en el centro educativo no es posible hacer.
El informe destaca también que el alumnado y las familias han creado un vínculo con el entorno y eso ha generado beneficios en los equipamientos de proximidad. Conocer y utilizar un equipamiento que no consideraban como a propio ha llevado al alumnado y familias a devenir nuevos usuarios, y es habitual encontrarlos en actividades o haciendo uso del equipamiento más allá de los usos habituales.