La mona es una de las tradiciones más arraigadas de Pascua, pero también la que tiene unos orígenes y un significado más inciertos. Hay muchas teorías que intentan explicar sus diferentes aspectos. Algunas pretenden descifrar el significado real de este nombre tan curioso y otras buscan definir la tradición cultural de donde proviene. Casi todos los expertos están de acuerdo en que es una costumbre de orígenes paganos que el cristianismo asimiló. De hecho, por mucho que el ciclo pascual sea una fiesta eminentemente religiosa, mantiene ciertos aspectos anteriores que hacen referencia a rituales de fertilidad ligados a la llegada de la primavera.
Según el Costumari Català de Joan Amades, la mona ya es citada con este nombre en el siglo XV. Eso desmonta la creencia popular de que la palabra hace referencia a la costumbre de un pastelero barcelonés del siglo XIX de coronar sus pasteles de Pascua con una figurita en forma de mona. En este caso, una parte habría acabado designando el todo, pero parece que la mona es más antigua. Una teoría bastante extendida es que la palabra deriva del árabe antiguo mûna, que significa ‘regalo’ o ‘provisión de la boca’. Los defensores de esta idea explican que sería una manera antigua de tributar el arrendamiento de tierras en especias a base de cocas, huevos duros y más productos agrícolas.
Otra teoría dice que el origen etimológico de la mona en la palabra latina munda (plural de mundum) eran unas paneras que contenían dulces y huevos decorados que los romanos ofrecían a la diosa Ceres durante el mes de abril. Esta teoría entronca a la perfección con los rituales de fertilidad precristianos porque en la mitología romana Ceres es la máxima responsable de la agricultura, las cosechas y la fertilidad. También hay variantes de esta teoría que explican que en el mundo romano la munda era un pan decorado con huevos que se regalaba como prueba de amistad y que la tradición podría derivar de las pascorales, unas fiestas que los pastores romanos celebraban con cocas.
Otras teorías van más atrás en el tiempo y explican que el origen de la mona podría remontarse a las muniquies, unas celebraciones que se hacían en Grecia antigua dedicadas a Artemisa. Era la diosa de los lugares salvajes donde la mano del hombre no había actuado, como selvas y bosques. Tenía el santuario más importante en Éfeso, donde se la había asimilado a una diosa asiática de la fecundidad y se la representaba con diadema y muchos pechos. Además, la mitología también explica que era hija de Deméter, una diosa que los romanos renombraron posteriormente como Ceres.