Un concepto tan republicano tiene su expresión artística en un espacio del todo idóneo, y de tan infausto recuerdo, como es un campo de fusilamiento franquista

Allí donde ahora está el espacio del Fórum, no muchas décadas atrás era un espacio funesto, y es que de 1936 a 1952 el régimen franquista dispuso el campo de fusilamiento de Barcelona. El monumento a la Fraternidad recupera el recuerdo del espacio en el que tuvo lugar este trágico episodio de la historia contemporánea de Cataluña.

Arte simbólico

Erigido en 1992, es una obra del artista valenciano Miquel Navarro que consiste en un obelisco ligeramente curvado del que surgen ejes apuntando en distintas direcciones. En la base, una placa con una dedicatoria a las personas defensoras de la república que fueron asesinadas, con un poema de Màrius Torres.

En el momento de la inauguración el texto de la placa de los pies del monumento no complació a las personas de la Asociación de Ex Presos de Cataluña por el hecho de que era suficientemente ambigua como para no distinguir entre los ejecutados de un bando y otro de la Guerra Civil.

Aprovechando la reubicación de la que tuvo que ser objeto el monumento con la urbanización del Fòrum, en el 2004 se corrigió el texto y desde entonces la frase es unívoca y se declara claramente en recuerdo a las personas ajusticiadas en defensa de la república.

Camino sin retorno

El franquismo eligió ese espacio para las ejecuciones al terminar la guerra civil. Desde entonces, las personas pendientes de juicio eran conducidas a la cárcel Modelo, y al recibir sentencia pasaban a la cárcel del Poblenou, un recinto temporal establecido en la antigua Fábrica del Cáñamo. El último destino era el Camp de la Bota, desde donde los cuerpos se depositaban en fosas en Montjuïc.