La historia es una sucesión de hechos encadenados, uno tras otro, que dan una sensación de linealidad demasiado plana que sólo podría ser aceptable en la dimensión temporal

La antigua calle Guipúscoa se urbanizó en 1957 con un formato que la asimilaba mucho a una autopista dado que era una de las vías de acceso a la ciudad. Posteriormente, la construcción de la verdadera autopista en la Gran Vía mitigó esta función, y en 1999 fue remodelada con la sección de rambla y dimensión humana que tiene ahora.

La historia, de la A a la B

En la nueva configuración se instaló una escultura especial, encargada a un artista con fuerte compromiso antifascista como Francesc Torres Iturioz. Se trata de una banda de acero inoxidable de 28 cm de ancho con elementos de piedra artificial y resina que, ubicada a lo largo del paseo central, supera el kilómetro y medio de longitud.

En su transcurso, la cinta va explicando de forma cronológica los episodios más relevantes de los siglos de historia de Sant Martí de Provençals. A veces hace subidas o bajadas, y a veces aparece y desaparece, tal y como lo hace la historia.

Donde nace, en la c. Bac de Roda, hay una letra A con un texto que invita a la reflexión sobre la linealidad de la historia, y donde acaba, en la c. Extremadura, hay una letra B con un texto que explicita poéticamente el porqué de este formato.

Ciudadania activista y comprometida

La escultura transcribe textos del libro “Todos los barrios de Barcelona”, de Jaume Fabre y Josep M. Huertas, que hablan de la historia de Sant Martí de Provençals desde un punto de vista social y popular y especificando los movimientos obreros y las revueltas y conflictos que han movilizado al vecindario del barrio a lo largo de más de diez siglos.