En muy pocos años, el barrio ha mostrado dos configuraciones muy distintas, las dos abocadas a generar fuertes vínculos entre las personas que viven allí

Los edificios actuales de Vía Trajana forman la segunda configuración que ha tenido el barrio a lo largo de su historia. Se trata de un conjunto residencial en bloques de pisos situado entre las vías del tren del Maresme y la calle de Vía Trajana, junto al límite administrativo entre Sant Adrià de Besòs y Barcelona.

Los bloques actuales, construidos y entregados entre el siglo pasado y éste, representaron un salto cualitativo inmenso en relación a los que tuvieron que ser derribados. Además, la nueva urbanización generó una amplia área verde que se ha convertido en un punto de encuentro único para el vecindario.

De punta a punta de la ciudad

El barrio de Vía Trajana nació en 1953 por la necesidad de alojar a las personas que vivían en las barracas del entorno de la actual plaza de María Cristina. El traslado lo provocó la celebración del Congreso Eucarístico Internacional, que iba a tener lugar en ese espacio.

Aquel grupo de viviendas primigenio lo formaban 18 bloques de dos plantas con patios interiores. En total había 656 viviendas, condenadas por la mala calidad del hormigón. Debido a la aluminosis, en 1997 fueron derribados.

Reminiscencia romana, vida barcelonesa

La Vía Trajana romana recorría la mitad sur de la península itálica, aunque un tramo del Camino de Santiago en León también se llama así y en Tierra Santa hay una Vía Trajana Nova. La denominación en Barcelona no es, por tanto, una herencia del imperio romano, sino un homenaje sincero al emperador Marco Ulpio Trajano.