Pasajes del Maresme
Lo que ahora conocemos como barrio del Maresme se extiende al margen izquierdo de la rambla de Prim hasta, aproximadamente, la calle Josep Pla, y desde la calle Pere IV hasta la calle Llull.
Siguiendo la trama Cerdà, las primeras construcciones de carácter claramente residencial tuvieron lugar en los años cuarenta, y el nombre del barrio se debe justamente al primero de los polígonos que se construyó, el polígono Maresme, formado por 10 edificios miméticos situados entre las calles Cristóbal de Moura y Pujades a lo largo de la calle Maresme, de la que toma la denominación.
Barrio obrero, barrio humano
Algo escondido, como camuflado por los árboles, hay un conjunto urbano que ha logrado sobrevivir a la especulación, un rincón mágico formado por las calles Auger y Jubany y el pasaje Foret que se ha preservado milagrosamente.
Se trata de un núcleo de casas bajas previo a los polígonos que debían acoger las oleadas migratorias, situado algo más arriba de la misma calle Maresme, entre las calles Marroc y Pere IV, y también junto a la rambla de Prim.
En este núcleo vecinal parece que el tiempo se haya detenido, muy especialmente en los tres viales que atraviesan estas dos manzanas. Y es que su estética urbana nos transportan a otra época e invitan al paseo relajado y al placer de disfrutar la conservación de la memoria de la ciudad.
Aroma de colonia industrial
Dominados por casas unifamiliares al estilo modernista urbano, los ornamentos florales de puertas y ventanas o la existencia de pequeños patios frontales de estos pasajes hacen pensar en otra época. Es un pequeño reducto construido en los años veinte y treinta en lo que entonces eran campos de cultivo, y ahora forman un peculiar espacio de paz en el que las prisas y la vida atribulada no tienen cabida.