Plaza de la Palmera
Entre los espacios verdes de Sant Adrià, destaca esta encantadora plazoleta de corte humano y voluntad íntima protagonizada por una icónica palmera
En el extremo sur de la calle Goya de Sant Adrià hay una zona ajardinada muy recogida y llena de verde donde apetece mucho quedarse un rato. La ubicación de los bancos es estratégica para aprovechar el sol de primavera o de invierno y la sombra en períodos de más calor, y quedan rodeados de especies arbóreas sembradas siguiendo una cierta simetría y orden. Hay grupos de tilos y plataneros de canarias enmarcados por alcorques cuadrangulares o parterres de césped.
La palmera de Sant Adrià
De entre todos los árboles, destaca una palmera de la especie Phoenix Canariensis que da nombre a la plaza. Está en un parterre enmarcado por una tanqueta cuadrangular de madera tratada de unos cuatro metros de lado que permite aumentar la cantidad de tierra abonada.
Se trata de un ejemplar joven con un tronco esbelto de unos 3 metros de altura, y su copa, bien cilíndrica, presenta una cubierta compacta que termina en una corona con muchas hojas de dos y tres metros de longitud dispuestas como un abanico. Las flores son muy pequeñas y de color amarillo, y el fruto, los dátiles, son como óvalos marrones que pueden medir entre dos y tres centímetros. El mejor momento para rendirle vista es en junio, al florecer.
Emblema de una expresión ciudadana
Cerca del tronco de la palmera hay una escultura con zócalo clavada en el suelo. Es peculiar por su forma de luna menguante, y está hecha de acero corten que le da el color característico del óxido. En la parte frontal se puede leer "25 de octubre de 1990. 00:00 horas", que marca el inicio de una revuelta vecinal que La Vanguardia denominó Intifada del Besòs que duró cinco días para reivindicar el uso público de este espacio urbano.