Hostafrancs formó parte del municipio de Santa Maria de Sants hasta 1839. La actual plaza de Espanya marcaba los límites entre Sants y Barcelona. Desde la Edad Media, el lugar era conocido como el collado de los Inforcats, nombre que provenía del latín, inter forcatos o ‘cruce de caminos’, ya que era punto de encuentro de vías importantes de salida de la ciudad. En 1344 se levantó, en el collado de los Inforcats, una cruz de término municipal que fue cubierta, posteriormente, por un templete —de ahí el nombre popular de Creu Coberta—, pero fue destruida por los liberales en 1823. Nuevamente levantada, desapareció hacia 1866 durante las obras de reparación de la carretera Reial de Barcelona a Madrid.

La Creu Coberta se convirtió en un paso de entrada a Barcelona con un paisaje peculiar, ya que desde el siglo XV hasta el año 1715 se alzaron algunas de las principales horcas de la ciudad. Entre 1584 y 1785 se instalaron en la colina de los Inforcats o de la Creu Coberta algunos molinos de viento para moler el trigo de Barcelona. La situación en las puertas de la ciudad la convirtió en escenario habitual de operaciones militares y de combates, y en lugar de acampada durante diversas guerras.

La Creu Coberta era el camino donde las autoridades de Barcelona recibían tradicionalmente a la realeza y las celebridades. La construcción de la carretera Reial hacia 1761 acentuó el carácter de principal vía de entrada a Barcelona. En 1770 se construyó un paseo aristocrático que iba del portal de Sant Antoni a la Creu Coberta. En su entorno se alzaron, hasta finales del siglo XVIII, las barraquitas que dieron su primer nombre al barrio. Las barraquitas no eran viviendas precarias, sino puntos de venta de bebida y comida a precios más baratos, y sus clientes eran gente de la ciudad, especialmente durante los días festivos.

Los alrededores de Creu Coberta también fueron el lugar escogido por la población de Barcelona para huir de las epidemias que se declaraban dentro del recinto amurallado.

En 1839, Joan Corrades, un carretero de Hostafrancs de Sió (la Segarra), levantó un hostal en unos terrenos próximos a la Creu Coberta. El hostal pronto fue conocido como el de los Hostafrancs, en honor del origen de su propietario. Este hecho, si no fue el origen del nombre, como se ha afirmado, reforzó la denominación actual del barrio.

Sin embargo, durante años se consideró que Hostafrancs provenía de la unión de las palabras hostal y franc. En esta línea, emparentada con los orígenes históricos del territorio, tampoco se debe olvidar que Hostafrancs fue lugar de acampada de huestes y que francs también es una palabra con connotaciones militares.

Los motores del crecimiento urbano de Hostafrancs fueron dos: el comercio y la industria. La industria era escasa en la zona, pero constituía el empleo principal de sus habitantes. Hostafrancs se convirtió en una barriada residencial obrera y menestral.

El Mercado de Hostafrancs (1888) y el matadero de la Vinyeta (1891) potenciaron su actividad comercial. El tranvía de caballos de la Rambla a Sants (1875), la apertura de la Gran Vía (1883) y el Paral·lel (1894) hasta la Creu Coberta mejoraron las comunicaciones con Barcelona.

A principios del siglo XX, Hostafrancs estaba prácticamente edificado y concentraba un número de 16.474 habitantes y 1.350 casas en los barrios de Creu Coberta y Àngel.

Hostafrancs empezó a perder su carácter de barriada obrera a finales de los años sesenta del siglo XX. La terciarización del barrio recibió el impulso definitivo en los años noventa, gracias a las mejoras urbanísticas y de transportes. La desaparición de fábricas ha hecho que residan allí más profesionales urbanos y clases medias.

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