Un vecino se quejó del exceso de palomas en la plaza de Sant Cristòfol, que le ensucian el balcón, y otro, de las cacas de todos los pájaros en los jardines de los Drets Humans. Un padre lamentó que ahora mismo no hay sitio para los niños en los parques y jardines, porque están llenos de perros. Los dueños de las mascotas pidieron espacios segregados y limpios para ellas, porque aseguran que hay pocos, que hay ratas y que no se limpia si no lo hacen ellos mismos. Buena parte de las intervenciones —que la alcaldesa respondió en series de diez, con la ayuda del concejal de Sants-Montjuïc, Marc Serra— pedían mejoras en la limpieza y el mantenimiento del espacio público, empezando por los diferentes parques y jardines de la Marina, pasando por Can Clos y llegando al mismo paseo de la Zona Franca. Algunos vecinos y vecinas insistieron en que los nuevos carriles bici entre las aceras y el carril de servicios resultan peligrosos.
La alcaldesa apeló a la corresponsabilidad de la ciudadanía para garantizar la convivencia en el espacio público. El concejal no descartó que estos carriles bici cambien de posición en la calzada más adelante, cuando se pueda reurbanizar todo el paseo de la Zona Franca. De momento, lo que falta es acabar de conectarlos a la red ciclista bajando a la calzada el carril bici de la Gran Vía hasta la plaza de Espanya, cosa que otro vecino reclamó y se hará durante los próximos meses. Ahora que la Marina ya tiene metro, varias intervenciones pidieron seguir mejorando la movilidad con más frecuencia de bus para llegar a barrios como Can Clos, sobre todo en fin de semana, y también conectando la Marina con el centro de Barcelona a pie y en bici por el Morrot.
La madre de un joven con diversidad funcional reclamó que se reduzca la espera para conseguir una vivienda pública adaptada donde personas como él puedan vivir de forma autónoma. El testimonio de otra mujer, discapacitada y madre de un chico víctima de bullying, también conmocionó al vecindario y la alcaldesa. Las problemáticas sociales, personales y de salud encontraron respuesta en la concentración de servicios sociales, de vivienda, VilaVeïna… en un espacio próximo como el Centro de Atención Integral, que se está construyendo en los jardines de Cal Sèbio. Una madre de la escuela Can Clos agradeció la intervención del concejal de Sants-Montjuïc para evitar el cierre, el curso pasado, y una de la escuela Alfageme reclamó que no se deje de lado el trabajo también importante y necesario que hacen las escuelas concertadas. La alcaldesa puso el programa “Protegemos las escuelas“ como ejemplo de que eso no es así.
Varios vecinos y vecinas denunciaron casos de inseguridad vividos durante los últimos días en el barrio. La presidenta de la Unión de Entidades de la Marina, Rosalía Fernández, aprovechó para reclamar presencia policial en la Fiesta Mayor de la Marina, que se vive estos días. El concejal recordó los agentes de Guardia Urbana ganados en la unidad territorial de Sants-Montjuïc en la última convocatoria, esperando que lleguen todavía más en las próximas. Sin embargo, la alcaldesa también recordó que no podemos “poner a un policía en cada esquina». Una joven del Centro Cultural Estrellas Altas pidió más alumbrado en las nuevas calles de la Marina del Prat Vermell para que resulten seguras para todo el mundo, también para ellas.