El objetivo de las obras es continuar la transformación de la calle de Balmes para ganar espacio peatonal, con aceras más anchas y más verde, aprovechando para conectar mejor los barrios de Sant Gervasi-Galvany y el Farró. La sección de la nueva calle de Balmes será similar a los tramos inferiores de la misma calle que ya se han remodelado en los últimos años, desde la Gran Vía hasta la plaza de Molina.
Las nuevas aceras tendrán una anchura media de 4,35 metros en cada lado, 1,90 metros más respecto al tamaño actual, lo que permitirá disponer de más espacio para el paseo y para plantar unos 110 árboles nuevos.
Para poder hacer crecer las aceras será necesario reducir un carril de circulación. De los cuatro carriles de circulación actuales (dos por sentido) se pasará a tener tres: dos en sentido montaña (uno para el tráfico privado y uno compartido con el bus) y uno de bajada en sentido mar para bus y tráfico privado. Esta es, de hecho, la configuración de la calle que se mantendrá durante las obras.
La nueva calle de Balmes también dispondrá de un cordón de servicios junto a la acera Besós con espacio para los contenedores, las paradas de bus, plazas para vehículos de personas con movilidad reducida, plazas de aparcamiento para motos y de distribución urbana de mercancías (DUM). Durante las obras, estos servicios, como los contenedores, se han trasladado a espacios cercanos (podéis consultar el cartel informativo que acompaña esta noticia).
En total, se renovará una superficie total de unos 15.000 metros cuadrados, y las obras finalizarán a principios del 2026.
