En artículos anteriores del web explicábamos cuáles son las claves de la alimentación sostenible y qué características deberían tener los productos que consumimos. Apuntábamos aspectos clave como la importancia de que provengan de productores de proximidad, que sean ecológicos y, en el caso de las frutas y hortalizas, que tengamos en cuenta en qué mes del año se cultivan. Pero ¿dónde podemos encontrar estos tipos de alimentos?
Mercados municipales, mercados de productos agrarios y tiendas de barrio
Barcelona es una ciudad con una red privilegiada de mercados municipales, un equipamiento público que canaliza buena parte del abastecimiento alimentario en los distintos barrios y distritos de la ciudad. Actualmente la ciudad dispone de 39 mercados alimentarios donde podemos encontrar puestos de verdura, fruta, carne, pescado, elaborados caseros, conservas y envinagrados en un mismo recinto municipal. Los puestos de los mercados suelen ser negocios familiares, regentados por personas que conocen bien el contexto del barrio y que hacen que los mercados, aparte de ser un lugar donde proveerse de alimentos, se conviertan también en espacios de proximidad, de encuentro y de socialización.
Las tiendas de barrio, como los mercados municipales, tienen muchos años de historia en la ciudad. Desde hace muchos años han servido de abastecimiento de proximidad e, igual que muchos otros comercios de barrio, han sufrido en los últimos años la subida de los alquileres y los procesos de gentrificación de los barrios, que en muchos casos las han llevado a cerrar. A pesar de eso, muchas todavía siguen abasteciendo al vecindario y durante la COVID-19 y ante el crecimiento del comercio en línea, muchas se sumaron a la iniciativa de tiendas abiertas, para recordar al vecindario que podían ir a comprar. Algunas de estas tiendas de barrio son tiendas especializadas en alimentación local y ecológica. En este mapa podrás buscar las que te queden más cerca de casa.
En los últimos años, a los mercados municipales —que son permanentes y están ubicados en recintos cerrados— se han sumado los mercados de productos agrarios. Se trata de espacios de venta directa en plazas y calles de la ciudad, al aire libre, donde es el propio campesino o campesina o elaborador o elaboradora quien vende sus productos. En estos mercados se pueden adquirir productos de temporada, frescos, locales, justos, sociales y ambientalmente sostenibles. Aquí podrás ver los siete mercados de productos agrarios que actualmente tienen lugar en Barcelona.
Restauración sostenible
Pero, además de la posibilidad de comprar alimentos frescos, en Barcelona también hay toda una red de proyectos de alimentación relacionados con la cocina y la restauración sostenibles. Se trata de bares, restaurantes y empresas de servicio de comidas que no solo tienen en cuenta la calidad del producto que ofrecen, sino que también desarrollan prácticas responsables con el entorno y el planeta.
“Cuando hablamos de sostenibilidad, hablamos de producto, pero también de las relaciones personales con los trabajadores, con la vecindad, con las instituciones y con los proveedores. Hablamos también de optimizar los recursos energéticos y evitar el despilfarro”, explica Sergio Gil, presidente de la Asociación Restaurants Sostenibles. Actualmente, Restaurants Sostenibles reúne un conjunto de casi cuatrocientos locales de restauración en Barcelona, que van desde la cocina de barrio hasta proyectos de alta cocina.
Otra red de restauración sostenible que te puede interesar es la de Slow Food Barcelona, donde encontrarás proyectos de cocina y gastronomía que priorizan la agricultura de proximidad y ecológica utilizando alimentos frescos y de temporada y que evitan el uso de alimentos producidos o elaborados con cultivos transgénicos.
Pam a Pam, el mapa del comercio cooperativo y sostenible
Ya hace más de cinco años que Cataluña dispone de un mapa de la economía social y solidaria. Es el proyecto Pam a Pam, gestionado por la Red de Economía Social y Solidaria y Setem. Se trata de una herramienta que permite conocer proyectos que apuestan por un modelo sostenible y transformador en muchos ámbitos diferentes, uno de los cuales es el de la alimentación.
No se trata solo de proyectos en los que encontrar alimentos de proximidad, ecológicos y de temporada, sino que, además, están bajo el paraguas del modelo cooperativo, con estructuras más democráticas y que ponen a las personas y los cuidados en el centro. Actualmente en Barcelona hay 104 chinchetas (puntos en el mapa) en el ámbito de la alimentación, entre las que podemos encontrar 56 grupos de consumo, 21 puntos de venta de productos elaborados, 10 puntos de venta de verdura, 4 panaderías y otros establecimientos.
Las cooperativas o grupos de consumo agroecológico son colectivos de personas que se organizan para gestionar compras conjuntas con unos valores compartidos, como pueden ser la producción ecológica, la proximidad o la economía alternativa. “En los últimos veinte años han proliferado mucho en todo el territorio para promover un consumo alternativo de alimentos y romper con los modelos de distribución alimentaria que ahogan al campesinado”, explica Judit Quintana, responsable de comunicación de Pam a Pam.
Se trata de iniciativas que están en relación directa con los productores, sin intermediarios, y, por lo tanto, como indica Quintana, “se establece una relación de más corresponsabilidad con las personas que producen o elaboran los alimentos que compran, se hace desde la solidaridad con el sector y con el objetivo de consolidar un modelo más resiliente que recupere la soberanía alimentaria”.
También en los últimos años están proliferando las iniciativas para crear los primeros supermercados cooperativos en Cataluña, con primeras experiencias en Barcelona y Manresa y ahora en Mataró. Se trata de reconvertir el modelo de los supermercados convencionales en espacios de consumo sostenible, con un modelo democrático y cooperativo que fomente las buenas condiciones tanto de las trabajadoras como del campesinado local.
“La fidelización del nuevo consumo agroecológico es una manera de dar respuesta a los intereses colectivos de una manera corresponsable con el movimiento. Y eso cada uno puede hacerlo con la fórmula que considere: comprando a través de grupos o cooperativas de consumo, supermercados o tiendas cooperativas o lugares de venta directa”, comenta Judit Quintana.