El Plan Cerdà
Su plan urbanístico se basaba en una gran red de calles perpendiculares y traveseras, todas ellas uniformes, excepto dos vías sesgadas superpuestas —la Diagonal y la Meridiana— y la Gran Via de les Corts Catalanes. El punto donde se encontraban estos ejes era el gran centro de comunicaciones de L’Eixample, en el que se preveía una gran plaza, la de las Glòries Catalanes. Con un gran rigor, previó el reparto uniforme de zonas de servicios, como mercados, centros sociales e iglesias, y unos grandes parques de distrito.
Las manzanas no eran exactamente cuadradas, ya que, para facilitar la visibilidad, en las esquinas se cortaban los ángulos en forma de chaflán. En el interior de cada una solo se permitía construir en uno o dos lados, y el resto del espacio se dejaba para el jardín de los vecinos. Las casas no debían tener más de tres pisos de altura (16 metros), y tampoco debían ser muy profundas. Cerdà lo estableció así porque consideraba que la salud de los ciudadanos dependía de poder vivir en unas casas bien iluminadas por las que circulara el aire limpio de los jardines, que las debían envolver completamente.
El modernismo
Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch, Josep Maria Jujol, Antoni Gaudí y tantos otros arquitectos crearon, poco a poco, el nuevo distrito. Se empezaba, así, un nuevo estilo que se alejaba de la monotonía del eclecticismo dominante hasta aquel momento: el modernismo. Un estilo presente en edificios de gran valor patrimonial que convierten el centro del distrito en un conjunto arquitectónico único en toda Europa. La arquitectura modernista mezclaba las nuevas técnicas y materiales del momento con la utilización de los recursos que proporcionaban las diversas técnicas decorativas tradicionales: los estucos, los esgrafiados, los cristales emplomados de los vitrales, la forja. El trabajo de los artesanos se ponía al servicio del diseño y la concepción de los arquitectos modernistas. Una nueva arquitectura y un nuevo concepto del espacio que recogían las antiguas técnicas de la tradición y las más novedosas, todo en una armonía al servicio de la libertad creativa, que año tras año atrae las miradas de visitantes de todo el mundo.