Te gusta vivir a esta velocidad?

 

Nos preguntamos si nos gusta vivir como vivimos. Todo pasa rápido. ¿Disfrutamos de cada momento? ¿El ritmo de la infancia y el ritmo de los adultos es el mismo?

Quizás vivir deprisa no es vivir, se sobrevivir. La velocidad hace que nos perdamos algunas cosas de la vida. Vamos cargados de emociones, de actividades, de trabajo, de estímulos. Esto hace que no dedicamos tiempo a parar y tener momentos de tranquilidad para reflexionar y preguntarnos qué es importante. Ir más despacio nos permite ser más creativos, tener más salud y conectarnos con el placer y también con los demás.

Observar el juego de los niños y niñas y sus descubrimientos, mirar y escuchar sus necesidades nos lleva a reencontrarnos con lo que es esencial, a reencontrarnos con la niña o el niño pequeño que llevamos dentro.

En la escuela, nos proponemos reflexionar si nos gusta la velocidad a la que vamos. Os invitamos a pensar en ello juntos.

 

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