Seminario: La clase social. Imaginarios y figuraciones políticas
Antonio Gómez Villar
27.11.2024 – 29.11.2024
Miércoles 27, jueves 28 y viernes 29 de noviembre, de 18.30 h a 21 h.
Auditori LAB. Inscripciones completas.
La «clase obrera», como categoría heurística, tuvo la capacidad analítica de organizar la evidencia histórica de la sociedad industrial desde el siglo XIX hasta mediados del XX en torno a las fábricas, las instituciones de clase, la cultura de clase, los partidos y los sindicatos. Las clases sociales se convirtieron en un hecho social total, una visión colectiva del mundo, el «punto de vista histórico», la gran narrativa tractora que arrastraba a las demás demandas, una manera específica de leer lo social y de estructurar las formas de representación política en torno a los conflictos de clase.
La ligazón entre clase obrera y cuestión social fue un producto de la sociedad industrial y del agotamiento del Antiguo Régimen. La crisis de esa ligazón da cuenta de otra transición: la fuerte transformación del régimen de fábrica y las mutaciones del capitalismo globalizado. Tan obvio es que la clase trabajadora no ha desaparecido, como evidente que han entrado en crisis sus referentes culturales. Este seminario se propone tratar varios debates teóricos y encrucijadas políticas relacionados con la capacidad estructurante de la clase, su potencial para enmarcar las representaciones e identidades políticas y la vivencia de la clase hoy.
Primera sesión – ¿La izquierda ha abandonado a la clase trabajadora?
En una época marcada por los intentos frustrados de transformación social, y desde un afecto de desesperanza y cancelación del futuro, proliferan discursos que acusan a la izquierda de haber abandonado a la clase trabajadora y desatendido la politización de la cuestión social. La lucha de clases, los problemas económicos y las preocupaciones materiales habrían sido sustituidos por las políticas de la identidad y las luchas por el reconocimiento. Se señala una complicidad entre la llamada «izquierda cultural» y el neoliberalismo.
Son muchas las posiciones políticas que consideran que las potencias emancipadoras del futuro serán liberadas después de recuperar una cierta materialidad perdida. En oposición a este conservadurismo sensible, necesitamos trazar nuevos imaginarios que den cuenta de la fragilidad identitaria de nuestras sociedades después de la larga travesía que nos legó la derrota obrera del siglo pasado, y seguir los hilos latentes aún por descubrir. En esta primera sesión, nos ocuparemos de K. Marx, quien nunca ofreció una concepción esencialista del proletariado; de la Revolución rusa de 1917, donde los obreros no fueron el sujeto protagónico; y del mayo del 68, que no supuso la renuncia a la lucha de clases, sino una ampliación y profundización en ella.
Segunda sesión – El mandato de clase media: de la promesa meritocrática al resentimiento existencial
Desde mediados del siglo XX las sociedades occidentales se han articulado en torno al privilegio político y cultural que adquirió la «clase media», entendida como un horizonte de integración y una utopía disponible para la clase obrera. En tanto que superficie expandida y eje de identificación afectiva, la «clase media» creó un ethos común y compartido. La clase media ha funcionado como un dispositivo histórico de normación, el ideal de un orden, el mito fundacional de la dimensión normativa del statu quo. Su ethos se ha articulado en torno a una doble dimensión: como fuerza progresista en tanto que asume e impulsa la modernización, y como fuerza conservadora, en tanto que logra la estabilidad de un orden desde la obediencia consentida.
¿Qué hacemos con la clase media si aspiramos a un proyecto profundo de transformación social? En esta sesión hablaremos sobre la capacidad de acción de la clase media, así como sus dimensiones subjetivas y fenomenológicas para, desde ahí, pensar cómo hacerla transitar hacia otros lugares.
Tercera sesión – Lucha de clases y crisis climática
No existen conexiones lógicas y coherentes entre la crisis ecológica y las diferentes crisis sociales, económicas y políticas que atravesamos, como si de un mecano se tratase, que son como piezas articuladas en el interior de un sistema monstruoso, con ritmos y tiempos bien acoplados y alineados que nos permite explicarlo todo. La posición contraria, la que considera que los intereses de la «clase trabajadora» y los intereses de la «clase climática» entran en contradicción, parte del mismo error: presupone la existencia de dos sujetos políticos ya dados. Ante semejante desafío, hay quienes han propuesto responder alzando una bandera bicolor, roja y verde. Es un lugar común proponer un formalismo abstracto con el que unir «clase y ecología» como forma yuxtapuesta. Sin embargo, esa ligazón está aún por construir, ninguno de sus términos nos conduce necesariamente al otro.
Precisamos una hibridación teórica y política de conjunto. La intersección entre las dimensiones «roja» y «verde» exige pensar qué significa ese encuentro, cómo anudarlas y vertebrarlas como proyecto común, una construcción política de identificaciones, pertenencias y deseos. La mera conjunción de los términos es una salida en falso a un conflicto enorme. Tal es el objetivo de esta tercera y última sesión.
Antonio Gómez Villar es profesor de Filosofía en la Universidad de Barcelona (UB), codirector del Festival de Filosofía «Barcelona Pensa» y miembro del Instituto de Estudios Culturales y Cambio Social (IECCS). Sus principales líneas de investigación tienen que ver con los modos en que se ha redefinido el campo conceptual de clase atendiendo a la transformación de las subjetividades y las nuevas relaciones culturales y políticas, así como con el análisis de los repertorios de acción colectiva desde una perspectiva antagonista. Es autor de libros como Los olvidados. Ficción de un proletariado reaccionario (Bellaterra, 2022) y Ernesto Laclau y Chantal Mouffe: hegemonía y populismo (Gedisa, 2021), y editor de los libros Maradona, un mito plebeyo (Ned, 2021) y Working Dead. Escenarios del postrabajo (La Virreina, 2019), junto con María Ruido y Marta Echaves.