Voces en el bosque: un acto de edición es un registro fílmico que realiza Laura Vallés Vílchez en el marco de la exposición homónima de Inmaculada Salinas comisariada por Joaquín Vázquez.

En la exposición, Salinas presenta trece trabajos inéditos cuyo hilo conductor son los trece martirios sufridos por la niña mártir santa Eulalia, copatrona de Barcelona, según su hagiografía, e invita a Mónica Valenciano y a Laura Vallés Vílchez a responder a la propuesta desde la danza y la edición. Para ello, habitan durante cinco días los espacios de La Virreina y comparten momentos en un diálogo sostenido sobre cómo las fronteras disciplinares se diluyen entre sus prácticas pictóricas, escriturales y encarnadas.

La voluntad de reflexionar sobre dicha ecología de prácticas pone en evidencia aquello de lo que Isabelle Stengers habla en su ensayo Introductory Notes on an Ecology of Practices, en el que la filósofa recuerda que, como toda frontera, las disciplinares también son conflictivas. Sin embargo, en lugar de buscar una suerte de apaciguamiento, podemos abordar la organización de la confrontación en base a su comprensión y reconocimiento.

Pero ¿no es precisamente estructurar las tensiones aquello que hace cualquier acto de edición?

Este registro fílmico emerge como ejercicio de improvisación realizado al calor de los encuentros a partir de «imágenes pobres» —si pensamos en Hito Steyerl—  sin un plan previo, a saber, sin guion. Es el fruto de la labor espigadora de lo que aconteció un fin de semana de marzo en el que se visibilizó qué sucede cuando las fronteras entre pintura, escritura y danza bailan; qué sucede cuando se confía en el proceso desde la institución.