ISLAM | La peregrinación y la fiesta del sacrificio

La fiesta de la ruptura del ayuno (id al-fitr) celebra el final del Ramadán, como la fiesta del sacrificio (id al-adha) celebra el final de la peregrinación a La Meca. Estas son las dos únicas fiestas del calendario islámico, y ambas se relacionan con dos pilares del islam. Siguiendo la tradición, los pilares del islam son cinco: el testimonio de fe en Dios y su profeta Muhammad, las cinco oraciones diarias, la limosna anual, el ayuno durante el mes del Ramadán y la peregrinación a La Meca. La peregrinación es el único pilar que se lleva a cabo, al menos, una vez en la vida, y solo si se da la posibilidad: salud, tiempo, dinero, etc.

La peregrinación a La Meca se relaciona directamente con el antiguo templo de la Ka'ba (al-bayt al-atîq). Este edificio de forma cúbica en el centro de La Meca tiene la función de omphalos u ombligo del mundo (surrat al-ard) para todas las personas musulmanas y marca su orientación ritual (qibla). En la esquina sudeste de la Ka'ba está incrustada la emblemática piedra negra, y a pocos metros se encuentran también dos importantes elementos rituales: el maqâm de Abraham y el pozo de ZamZam.

Según la tradición islámica, fueron el profeta Abraham y su hijo Ismael quienes reconstruyeron la Ka'ba a partir de sus antiguos cimientos y restablecieron su peregrinación (Qur'ân, II, 127 y 128). De la descendencia de Ismael surgió la tribu de Quraysh, donde se encontraba la familia de Muhammad. Entre las responsabilidades de esta familia estaba la de cuidar del templo, organizar la peregrinación y velar por las personas que acudían al lugar. Hay que tener en cuenta que la peregrinación a la Ka'ba ya existía mucho antes del islam.

EL RITO DE LA PEREGRINACIÓN ISLÁMICA

Muhammad establece el rito definitivo de la peregrinación islámica el mismo año en que murió, el 11 después de la hégira (632 d. C.). Los días prescritos para la peregrinación se fijan del 8 al 13 del mes lunar de dhû al-hijja, uno de los cuatro meses sagrados de los árabes. Recordemos que las fechas del calendario lunar islámico retroceden diez u once días cada año con respecto al calendario gregoriano.

Existen dos formas de peregrinación: la obligatoria o mayor (hajj) y la voluntaria o menor (umra). Esta última es una forma abreviada que solo tiene en cuenta los ritos iniciales hechos en La Meca y puede realizarse durante todo el año. La umra no sustituye a la hajj, pero pueden combinarse, de ahí que existan tres formas de llevar a cabo la peregrinación obligatoria.

El rito inicial del primer día de la peregrinación obligatoria (yawm at-tarwiya) es la entrada en el estado de ihrâm, que consiste en sincerar la intención (niyya) y comprometerse a respetar una serie de restricciones.

Para quienes hayan intencionado cumplir una peregrinación combinada, se inicia pues una umra introductoria con los siguientes ritos: siete vueltas alrededor de la Ka'ba (tawâf al-qudûm), oración al maqâm de Abraham y siete carreras (sâi) entre las colinas próximas de Safa y Marwa. La umra finaliza con el rito de rasurar (halq) la cabeza para los hombres y cortar las puntas del pelo para las mujeres.

La carrera entre las colinas de Safa y Marwa se realiza en recuerdo de Agar, esposa de Abraham, y su hijo Ismael cuando corrían en busca de agua. Fue en ese momento cuando, según la tradición, Dios hizo brotar el pozo de ZamZam bajo los pies de Ismael. El rito de la “carrera” es un aspecto complementario al rito de “rotación”. En ambos casos encontramos tres elementos geométricos cumpliendo la misma función simbólica: punto central o de salida, radio o desplazamiento y punto circular o de llegada.

Llegados a este punto, se inicia propiamente la gran peregrinación. Las personas que participan se aseguran de estar en estado de ihrâm y se desplazan hacia Mina, un descampado con tiendas a ocho kilómetros de La Meca, para aprovisionarse de agua y pasar allí la noche.

El segundo día (yawm Arafa) se visita la colina de Arafa, a quince kilómetros de Mina. Fue sobre esta colina donde Muhammad recibió la confirmación de la excelencia del islam. Tras la puesta de sol se hacen nueve kilómetros más hasta Muzdalifa, donde se pasa la noche.

Durante el tercer día (yawm an-nahr) las personas que realizan la peregrinación recogen pequeños guijarros del suelo de Muzdalifa y vuelven de madrugada hacia Mina, donde se llevan a cabo los siguientes ritos: lapidación (râmi) de tres estelas de piedra rodeadas de un pequeño muro (jamra); sacrificio o bonificación de un cordero (qurbân o udhiya); nuevo rasurado de la cabeza, y retorno a La Meca para dar siete vueltas más alrededor de la Ka'ba (tawâf al-ifâda) con siete carreras entre Safa y Marwa.

Finalmente, vienen los últimos tres días de la peregrinación (ayâm at-tashrîq), durante los cuales tradicionalmente se secaba la carne sacrificada. El cuarto y quinto día se vuelve a Mina para completar dos días más de lapidación de las estelas y se da tiempo de realizar el tawâf al-ifâda a aquellas personas que no hayan podido hacerlo antes. El sexto y último día se deja definitivamente Mina para ir a La Meca a terminar las últimas siete vueltas de despedida a la Ka'ba (tawâf al-wadâ).

Es costumbre terminar la peregrinación visitando la tumba del profeta en Medina, aproximadamente 450 kilómetros al norte de La Meca.

LA FIESTA DEL SACRIFICIO

Durante el tercer día de la peregrinación, que se corresponde con el décimo día del mes de dhû al-hijja, se celebra por todo el mundo islámico la fiesta del sacrificio (id al-adha) en comunión con los peregrinos que se encuentran en Mina.  Esta celebración se conoce también como fiesta mayor (id al-kabîr) o fiesta del cordero, aunque dicha denominación no sea propiamente islámica.

Ambas fiestas islámicas se celebran siempre con una oración a primera hora de la mañana acompañada de un pequeño parlamento del imam. Las fiestas duran tres días, para que así la gente tenga tiempo para visitarse y estar en familia.

En el noroeste y el centro de África, la fiesta del sacrificio también se conoce como fiesta del tabaski. Se han propuesto varias explicaciones sobre el origen de este nombre, pero la mejor documentada la hace remontar a una festividad del Antiguo Egipto en honor al sacrificio de Osiris. Si fuera así, los términos tabaski o tafaska y el Péssah hebreo tendrían un mismo origen etimológico y serían la reformulación de un rito sacrificial con el cordero como elemento central. En el islam, el sacrificio del cordero durante la peregrinación conmemora el episodio, también reconocido por la tradición judeocristiana, en que Abraham fue probado por Dios con el sacrificio de su hijo, solo que los musulmanes consideran que fue Ismael, y no Isaac, quien cumplió la función de chivo expiatorio.