Caterina Albert

Caterina Albert i Paradís (L'Escala, Alt Empordà, 1869-1966) fue una novelista, narradora, autora teatral y poeta conocida con el sobrenombre de Víctor Català (nombre del protagonista de una novela suya inacabada).

Se da a conocer con el monólogo teatral La infanticida que es distinguido en los Juegos Florales de Olot en 1898, en que presentaba un análisis de la situación de la mujer explotada por la sociedad rural y primitiva, cuya autoría femenina originó un escándalo que la llevó a refugiarse bajo el seudónimo de Víctor Català.

Su literatura recibe las influencias de los movimientos literarios de su juventud. La influencia del modernismo, en su primera época, es la más importante tanto por la cantidad de obras como por la variedad de géneros. De esta época es su novela Solitud (1905), obra primordial del modernismo literario catalán y del naturalismo. Es considerada su obra maestra.

A pesar del entusiasmo que manifestó por el mundo del teatro, Quatre monòlegs (1902), y sus inicios poéticos, en gran parte monólogos de carácter trágico con influencias románticas: El cant dels mesos (1901) y Llibre Blanc-Policromi-Tríptic (1905), el género que mejor dominó es el narrativo. Su obra en prosa es reconocida como una de las más importantes en catalán. Además de Solitud, destacan Drames rurals (1902), Ombrívoles (1904) y Caires vius (1907). En estas obras, la unidad viene dada por el carácter rural de los dramas, marcados todos por la violencia, la muerte o la locura. A partir de 1917, su obra evoluciona hacia el naturalismo con textos como la novela Un film (3000 metres) (1926) y recopilaciones como Contrallums (1930) y Jubileu (1951). La fuerza de su estilo y la gran riqueza léxica son elementos definitorios del conjunto de su obra.

Estableció relaciones con los grandes escritores de la época como Joan Maragall, Narcís Oller y Àngel Guimerà con los cuales mantuvo una gran amistad y por quienes manifestó una gran admiración.

Colaboró en varias publicaciones periódicas como Joventut, La il·lustració catalana o Feminal, colaboración que le proporcionó una plataforma para darse a conocer al público lector y, por lo tanto, para proyectarse como escritora.

En la obra de Caterina Albert frecuentan las referencias a la situación de la mujer y, particularmente, a su marginación por razones de sexo: la expresión del deseo femenino, la crítica a la institución del matrimonio, las relaciones entre mujeres, la maternidad, la soledad o la vejez. Tiene plena conciencia de lo que pretende y este hecho, junto con los prólogos que encabezan las recopilaciones, da idea de una autora sagaz, independiente y plenamente innovadora.