La gestión económica es uno de los aspectos importantes de la vida de una pareja, sobre todo cuando se convive bajo un mismo techo y más todavía cuando hay hijos en común.
Hay varias formas de gestionar el dinero en el marco de una pareja, pero la manera como se hace tiene muchas implicaciones durante el tiempo que dura la relación, y también cuando ésta se acaba.
Destacamos cuatro tipos de pareja en función de cómo éstas gestionan las finanzas en común:
- Pareja fusión: Es aquella que tiene todas las cuentas bancarias compartidas, donde las dos partes aportan todos los ingresos, gastos y tienen igual acceso. En este tipo de pareja “todo es de todos”, y esto puede representar más confianza mutua pero a la vez obliga a un mayor control y necesidad de dar explicaciones. En caso de separación, esta fusión económica puede generar más conflictos en el momento de repartir el dinero y los bienes entre los miembros de la pareja.
- Pareja igualitaria: Cada miembro gestiona por separado sus cuentas, ingresos y gastos. Este tipo de pareja tiene una cuenta en común donde cada una de las partes aporta el 50% y donde se cargan los gastos comunes (vivienda, hijos, gastos habituales, etc). Al mismo tiempo, cada cual conserva una economía independiente al margen de la común. La pareja realmente igualitaria no existe, puesto que normalmente las parejas no tienen los mismos ingresos y patrimonio. Por lo tanto, si ambas partes aportan siempre el 50% el esfuerzo no es el mismo.
- Pareja proporcional: En este modelo de pareja, cada cual hace aportaciones a la cuenta común de forma proporcional a sus ingresos. Por ejemplo, si uno de los miembros de la pareja tiene el doble de ingresos que el otro, se hará cargo de dos terceras partes de los gastos comunes. Cómo en el caso anterior, cada miembro mantiene un grado de independencia financiera.
- Pareja independiente: Es la pareja donde cada cual mantiene por separado la gestión de su economía personal. Esto quiere decir que no existen gastos comunes y que la pareja tiene dos economías independientes. En la práctica, el estatus de pareja independiente se adecua mejor a la pareja no conviviente, y se hace muy difícil cuando se tienen hijos en común.
El modelo de la “pareja fusión” es el más tradicional y extendido en nuestra sociedad, pero ganan terreno otros modelos en los cuales los miembros de la pareja conservan una economía independiente al margen de la gestión de sus finanzas comunes.