Las trampas psicológicas de las rebajas

En enero, justo después de las fiestas navideñas, comienza la época de rebajas más tradicional y que mucha gente está esperando para ir a buscar alguna ganga.

Las empresas y los comercios saben que los descuentos y oportunidades tienen un importante efecto psicológico sobre las personas. Estos efectos se conocen técnicamente como sesgos cognitivos, y lo que hacen es alterar nuestra percepción de la realidad e influir sobre nuestras decisiones. Se podría decir que son trampas psicológicas, porque no es fácil identificarlas y es habitual que caigamos.

En el caso de las rebajas, el resultado de estas trampas es una mayor predisposición a comprar por parte de las personas consumidoras, que nos empuja a realizar compras no previstas y/o innecesarias. Este aumento del consumo puede desequilibrar nuestro presupuesto personal y familiar, aumentar nuestro endeudamiento y, en definitiva, tener un impacto negativo sobre nuestra salud económica.

Algunas trampas o sesgos cognitivos en las que caemos ante las rebajas son:

  • Sensación de triunfo: Cuando compramos algún producto porque está rebajado un 50%, tenemos la sensación de haber hecho una buena compra.
  • Aversión a la pérdida: Cuando nos indican que quedan pocas unidades o que es la última, compramos sin pensarlo demasiado por el miedo a perder una oportunidad única.
  • Sesgo del presente: Cuando estamos en un ambiente comercial (iluminación, música, gente comprando, etcétera), queremos ser parte de esa “fiesta” y sólo pensamos en qué queremos comprar en ese momento, sin pensar en cómo afectará a nuestra economía el día después y en el futuro.

Por lo general, una rebaja no justifica una compra que no estaba prevista y/o que realmente no necesitábamos.

Por eso es importante tener en cuenta los siguientes consejos antes de ir de rebajas:

  • Hacer una lista con las cosas que deseamos comprar y cuál era su precio inicial. Para evitar terminar comprando cosas que no teníamos previstas y/o que no están realmente rebajadas.
  • Tener un presupuesto de compras. Es decir, determinar una cantidad máxima de dinero que podemos gastarnos en todas las rebajas y no superarla. Y asegurarnos de que se trata de un importe coherente con nuestra situación económica.
  • Limitar las compras a crédito y/o con pago fraccionado. No es aconsejable endeudarse para comprar, también debemos vigilar con las compras a plazos aunque sean sin intereses.
  • No caer en las trampas psicológicas que hay detrás del marketing de las rebajas y que pueden impulsarnos a consumir en exceso.

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