En este curso nos proponemos cuestionar una hipótesis ampliamente aceptada, al menos hasta el siglo xx, según la cual pensar es, como afirmaba Kant (KrV, A69 B94), «conocer mediante conceptos». Sostenemos que existe un pensamiento a través de las imágenes, lo que equivale a decir que existe un tipo de comprensión y de relación con la realidad que se establece en el despliegue material de las imágenes. Esta problemática nos sitúa ante el desafío de pensar cuál es la especificidad que las imágenes aportan.

El conflicto que formaliza la imagen no es la de hacer concreto un conocimiento abstracto. Su función cognitiva, afectiva y sensible no opera al modo del lenguaje proposicional, en el que a partir de unas premisas iniciales se pueden encadenar causalmente eventos, sino que desarrolla sus relaciones por otra lógica de articulación. Es necesario, pues, no solo resemantizar las imágenes, sino ensayar otras categorías desde las cuales describir sus lógicas, como, por ejemplo, escena, ritmo, gesto o montaje.

La escena no es una alegoría que se construya para ilustrar una idea; la escena es, de entrada y por principio, un encuentro. Esta comprensión evita pensar las imágenes como entidades o unidades fijas; al tiempo que las concibe como desplazamientos de escenas, redefine su estatuto. Cuando muestras algo se hace necesario mostrar muchas cosas, porque lo que hace imagen no es un elemento o un índice que designa el todo reunido en ella. Lo que hace imagen es el movimiento que vincula, la vibración en la que emerge algo diferente que es lo que se está moviendo.

El curso se articulará a partir de tres ejes:

Primera sesión:Apuntes para un pensamiento visual
Esta sesión la dedicaremos a hacer una aproximación crítica a la comprensión del pensar desde la primacía conceptual. Pensar a través de las imágenes implica que el propio pensamiento ha de ser conmovido. Un pensamiento que no se entrega a lo pensado se queda a las puertas de una tarea a la que nunca da comienzo. Pensar a través de las imágenes es un hacer que no se deja llevar por las supuestas relaciones que le corresponderían en cada caso.

Segunda sesión: Contra los hábitos de abstracción
En 1960 Siegfried Kracauer publica el libro Teoría del cine. La redención de la realidad física, en el que formula una crítica radical a los hábitos de abstracción que ha introducido la racionalidad moderna en prácticamente todas las áreas de la existencia. Este primer Kracauer, que luego, durante su experiencia de exilio, someterá a reconsideración muchas de sus reflexiones, está interesado en las capacidades que tiene el cine para articular vínculos y componer relaciones con el mundo que, al perderlas, han debilitado nuestra capacidad sensible. A partir de este análisis, profundizaremos en la capacidad de las imágenes para atender a la singularidad de las cosas, a las relaciones concretas, en donde cosas no deben ser entendidas como objetos, sino como aquellas relaciones insignificantes y no consideradas de la vida cotidiana que van desde los más mínimos movimientos hasta desplazamientos mayores que nos subsumen en la ciudad.

Tercera sesión: Ensayar categorías
Cuando se realiza un análisis crítico de las imágenes existe una tendencia generalizada a utilizar analogías discursivas. Se dice que necesitamos leer las imágenes, comprender lo que ellas nos quieren decir, o que es necesaria una alfabetización o decodificación de imágenes. Quisiera argumentar que estas analogías dificultan la comprensión de sus lógicas de funcionamiento. Por ello, si pretendemos afirmar que acontece un tipo particular de pensamiento que no se deja asimilar por el concepto, es necesario ensayar otras categorías y operaciones desde las que poder pensar. Se propone entonces analizar las imágenes desde las escenas que configuran, sus ritmos y gestos, para comprender un pensamiento que es también una forma de experiencia atenta a lo que forma una situación.