Esta muestra presenta la producción fotográfica que Miralda (Terrassa, 1942) llevó a cabo para la revista ELLE entre 1964 y 1971, mientras vivía en París. Se trata de unos trabajos que han permanecido prácticamente inéditos hasta fechas recientes, y que el artista realizó en paralelo a sus performances y sus piezas objetuales.

Una de las principales aportaciones de Miralda al campo de la fotografía sobre moda ha sido sustituir el estudio por la calle, usar lugares no codificados, que exigen de las modelos y de los equipos decisiones inmediatas, sin la posibilidad de construcción ambiental propia de los atrezos. Otro aspecto novedoso lo constituye la interpretación del artista en torno a la alta costura, pues en vez de reforzar la exclusividad de los diseños característicos de las grandes casas francesas, los vincula a elementos del paisaje parisino poco fotogénicos, a vías de circulación, a mercados sin pedigrí y a zonas de la periferia industrial.

Twiggy, la icónica y primera supermodelo, protagoniza el reportaje más destacado de los que se enseñan en la exposición. Junto a este, aparecen conjuntos de negativos que atestiguan el proceso selectivo a partir del cual se elige una única fotografía que luego será incluida en la revista publicada.

Conviene recordar que, durante los sesenta, tiene lugar una ebullición de las tribus urbanas, la música, el cine, el teatro en vivo o la televisión, mientras que el fenómeno de la moda alterna los vaivenes entre alta y baja cultura. Baste citar dos libros seminales en este sentido, ambos de 1964: Notas sobre lo «camp», de Susan Sontag, y Apocalípticos e integrados, de Umberto Eco.

La fotografía de Miralda se inscribía en dicho ambiente de efervescencia callejera, y sorprende ver a un joven de veinte años compartir créditos en ELLE con autores absolutamente legendarios, como Guy Bourdin, Helmut Newton o David Bailey, uno de los padres del Swinging London.