Mercats de Barcelona

El pasado 6 de marzo, en el marco de la celebración del Día Internacional de las Mujeres, el mercado de l’Abaceria acogió una jornada dedicada al papel histórico y actual de las mujeres en sus mercados. La historiadora y divulgadora Carolina Chifoni ofreció un recorrido histórico fascinante sobre el papel de las mujeres en los mercados de Gracia, desde el siglo XIX hasta nuestros días.

Durante muchos años, las mujeres han sido figuras mayoritarias en el comercio y los mercados del distrito, ya sea como clientas o vendedoras, con un trabajo a menudo invisible, pero esencial para mantener vivo el comercio del barrio. Los aprendizajes silenciosos se transmiten de generación en generación, una tradición que pasa de madres a hijas y que se mantiene viva gracias al intercambio constante de conocimientos entre las personas del mercado. Así lo destacó la historiadora Carolina Chifoni, quien en su caso, la relación con los mercados comenzó desde muy pequeña. “Me encantaba ir con mi abuela. Hoy en día sigo comprando en los mismos lugares que ella: antes los comerciantes eran aprendices, ahora son los propietarios. Esta evolución es una muestra preciosa de cómo los mercados crecen y se transforman con el tiempo.” Una realidad que pone en valor la belleza de estos espacios de encuentro, tan arraigados a la vida cotidiana.

Un recorrido por los mercados de Gracia

Gracia ha sido testigo de la evolución de cinco mercados a lo largo de la historia, espacios que han reflejado los cambios sociales y económicos, pero también han sido lugares de encuentro, de intercambio y de empoderamiento femenino.

- Mercat de la Revolució (siglo XIX) – A finales del siglo XIX se inició un mercado al aire libre en la plaza de la Revolución, que en aquellos momentos se llamaba plaza de Isabel, donde los agricultores vendían sus productos frescos de lunes a domingo, siguiendo el horario solar.

- Mercat del Señor Puigmartí / Mercat de l'Abaceria Central (1913) – Posteriormente, un industrial llamado Puig Martí decidió construir el actual mercado cubierto que se inauguró en 1892 bajo el nombre de Isabel, y adquirió el Mercat de la Revolució. Muchas de las paradas del mercado al aire libre de la plaza de la Revolución se trasladaron al mercado cubierto.

Tiempo después fue comprado por el Ayuntamiento de Barcelona y pasó a llamarse Mercat de l'Abaceria Central. Durante muchos años coexistieron ambos mercados, el mercado cubierto y el mercado al aire libre.

- Mercat de la Llibertat (1893) – El primer mercado municipal de Gracia, que comenzó con puestos de venta alimentaria y acabó incorporando otros comercios en 1995.

- Mercat de l'Estrella (1957) – Un mercado que nació con el aumento de la población en el barrio y la falta de mercados para abastecer a la gente del barrio.

- Mercat de Lesseps (1974) – Construido en un barrio ya consolidado urbanísticamente.

Chifoni hizo reflexionar a los asistentes sobre el "trabajo silencioso" de las trabajadoras del mercado, muchas de las cuales han tenido que luchar por conseguir un reconocimiento que, aunque tan necesario, sigue siendo a menudo invisible. "Trabajar en el mercado tiene una dureza que la gente no ve", afirmó, señalando que muchas de estas mujeres han sido las responsables de mantener los mercados en funcionamiento, tanto en tiempos de paz como durante las dificultades históricas, como la Guerra Civil, cuando asumieron los roles tradicionalmente masculinos en muchos sectores, para sustituir a los hombres que tuvieron que ir al frente.

El trabajo de las mujeres en los mercados: más allá del mostrador
 

El debate sobre la visibilidad del trabajo de las mujeres en los mercados continuó con una mesa redonda moderada por la consejera de feminismos del distrito de Gracia, Mercè Saltor, acompañada de María José Blanco, de Barcelona Activa, y representantes de diversos mercados del barrio: Natalia Figols, del mercado de Lesseps, Marta Parrado y Lourdes Vico, del mercado de l’Estrella, e Inma del Cerro, del mercado de la Llibertat y l’Abaceria.

Todas ellas compartieron reflexiones que destacaban cómo el trabajo de las mujeres en el mercado es una parte esencial de la vida del barrio, contribuyendo a su dinámica y cohesión social.

María José Blanco señaló que existe una disonancia entre los titulares de los negocios familiares, a menudo hombres, y la realidad de las paradas, donde son muchas las mujeres las que trabajan día a día. Esta situación también se refleja en las dificultades de conciliar la vida familiar y laboral, donde la conciliación no se limita a las responsabilidades familiares, sino que también incluye la necesidad de tener tiempo personal. Lourdes Vico, por ejemplo, compartió cómo, a pesar de contar con el apoyo de su marido, la conciliación sigue siendo un reto, especialmente cuando se tienen hijos a cargo. Hoy en día, sin embargo, coinciden en que se ha avanzado en la corresponsabilidad de las tareas del hogar, y las responsabilidades familiares se reparten entre hombres y mujeres: “Entre semana vienen muchos hombres a comprar, y también mucha gente joven. Los hombres también hacen la lista, compran y cocinan”, destaca Natalia Figols.

Los mercados no son solo lugares de compra, sino también espacios de encuentro comunitario. “Este intercambio, que va más allá de la transacción comercial, es uno de los motores de los mercados, que también se han convertido en puntos de apoyo para las personas mayores”, explicaba Lourdes, quien relató cómo los paradistas les recuerdan las compras o incluso les llevan los productos a casa: “este trato personal es una de las razones por las cuales la gente vuelve al mercado, año tras año”.

Un futuro para las nuevas generaciones

La formación y la profesionalización fue otro tema destacado del debate. María José Blanco puso de relieve la importancia de la formación especializada, como el programa de FP Dual de Mercabarna, que permite a los jóvenes aprender el oficio mientras trabajan. Estas iniciativas son esenciales para garantizar la continuidad del modelo de comercio de mercado, que mantiene una gran relevancia social y económica para muchos barrios. "Es difícil encontrar jóvenes que quieran aprender oficios tradicionales, pero con la formación adecuada, estas iniciativas son una excelente opción", concluyó. Además de programas como el de Mercabarna, también existen otras alternativas para aprender el oficio. Como destacó Inma del Cerro, "El gremio de panaderos no solo te enseña a hacer pan, sino también a ser dependienta. Puedes tener muy buen género, pero también hay que saber venderlo."

Más de 150 años de mujeres en este trabajo han marcado un recorrido histórico fundamental en el papel de la mujer en los mercados, un papel que sigue vivo y vigente en Gracia y en la ciudad de Barcelona, donde la tradición y la lucha por la visibilidad y el reconocimiento siguen siendo esenciales. Como destacó Carolina Chifoni, “¡un trabajo que deberíamos aprender como clientas a valorar y como vendedoras a reivindicar!”