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EN RESiDÈNCiA: La vida oculta bajo los muros de la Fabra i Coats
Al En Residencia de este año, el alumnado del Vapor del Fil ha trabajado con Paula Bruna, ambientóloga y artista que ha conseguido sacar de la oscuridad la vida que se esconde detrás y bajo los muros de la Fabra y Coats.
Al En Residencia de este año, el alumnado del Vapor del Fil ha trabajado con Paula Bruna, ambientóloga y artista que ha conseguido sacar de la oscuridad la vida que se esconde detrás y bajo los muros de la Fabra y Coats.
Con un trabajo minucioso de documentación y grabación detrás, al más puro estilo naturalista, los y las alumnas del Vapor del Fil han tenido la posibilidad de explorar un mundo que a menudo queda oculto: el de todos aquellos animalitos que nos rodean y a los cuales no solemos prestar ningún tipo de atención. Mediante cámaras endoscópicas, plaquetas de vidrio o micrófonos de contacto, los y las adolescentes han podido descubrir todo un nuevo mundo de vida.
«Detrás el proyecto hay objetivos a diferentes niveles. En primer lugar, quería abrir los ojos del alumnado en la vida no humana que nos rodea, y de la cual, la gran mayoría a veces, no somos conscientes. En segundo lugar, quería que hiciéramos con los niños y niñas una negociación de esta vida: no desde nuestras necesidades o intereses, sino buscando el cambio en la mirada. Salir del antropocentrismo para buscar el ecocentrisme. A veces, la ecología se tiene en cuenta solo desde un interés humano, y esto tendría que cambiar», asegura Paula.
Si bien trabajar a la Fabra i Coats es un lujo para ser un recinto histórico con mucha carga simbólica, también es cierto que se trata de un espacio relativamente gris con no demasiado zonas verdes. «Buscar la vida que se esconde ha supuesto un reto importante», explica el artista y ambientóloga.
Después de un trabajo de investigación minucioso y la reflexión consecuente, el alumnado del Vapor del Hilo ha podido darse cuenta que el espacio de la Fabra y Coats es muy duro para las vidas no humanas. Es por este motivo que en la segunda parte del proyecto se han presentado propuestas con el objetivo de ceder espacios a los no humanos. «Hemos trabajado las propuestas de y con el alumnado y ellos han participado en la negociación con los gestores del centro y del distrito para hacer una intervención de cesión de espacio a estas otras formas de vida». El resultado, si todo prospera, será que en una de las entradas de la antigua fábrica se hará un carril de no humanos: se levantará el cemento y se adecuará el terreno para los bichos. «Contamos con el asesoramiento del Ayuntamiento de Barcelona para naturalizar el espacio y el 11 de junio presentaremos el resultado final». Además de la intervención, el proceso creador se podrá ver en una exposición montada por el alumnado del centro.
Cómo ha pasado a otros artistas de En Residencia, Paula Bruna ha tenido que hacer frente al reto que ha supuesto la crisis sanitaria, pero reconoce que tanto ella como lo centro y el alumnado han hecho todo el posible para adaptarse y no perder el hilo. «Uno de los otros retos ha sido la dificultad de llevar a cabo un proyecto artístico que no es exactamente una clase de arte. Encajar segundos qué proyectos dentro del marco de la enseñanza reglada y unos horarios fijos no resulta fácil, pero lo hemos conseguido!».
¿Quién es Paula Bruna?
Paula Bruna empezó su carrera profesional como ambientóloga, antes de estudiar Bellas artes. Pronto se dio cuenta que sus proyectos artísticos estaban impregnados de ecología y natura y que la única manera de realizarse profesionalmente era amalgamando sus dos pasiones. «Finalmente abracé esta mezcla, cuando me di cuenta que la ciencia se quedaba corta si el que se persigue es un cambio de mentalidad. El arte tiene un potencial muy grande para forzar una transformación». Un cambio, que, segundos ella, tiene que poder reconducir el mundo antes de un colapso. «Desde el arte se ven otras posibilidades; posibilidades de convivencia extrañas pero posibles». El artista y ambientóloga tiene un doctorado en Arte y Ecología política y no le gusta utilizar la palabra ‘emergencia’ para referirse al cambio climático. «La emergencia no solo es climática y no me gusta utilizar esta palabra porque hace referencia a algo inesperado. En general, los niños es muy conscientes de la necesidad de un cambio. La duda aparece cuando nos preguntamos cómo llevarlo a cabo, por donde empezar». Durante estos meses, el alumnado del Vapor del Hilo ha podido entender la importancia de poner el punto de vista no humano como punto de partida para repensar la convivencia e iniciar esta transformación.
A punto de acabar el curso escolar, Paula hace una valoración muy positiva de estos meses de trabajo con el alumnado del Vapor del Fil. «El cambio que han hecho los niños y niñas desde el inicio del curso ha estado brutal, tanto desde el punto de vista artístico como del ecológico. El nivel de implicación ha ido variante y mejorando a lo largo de los meses». El artista considera que el hecho que haya sido un proyecto multidisciplinario (se ha mirado hacia el arte contemporáneo y las diferentes formas de expresión que puede tener y el alumnado ha trabajado con fotografía, dibujo, pintura, arte vive y performance, entre otros) ha resultado muy enriquecedor para los niños y niñas.
No olvida además, el mismo aprendizaje, el trabajo llevar para conseguir un trabajo muy hecho y la lucha para acercar el arte contemporáneo a las nuevas generaciones. Un arte, que, tal como explica, ayuda a desarrollar otras maneras de pensar «menos científicas o lógicas y más centradas en las emociones (…) Los niños podrán utilizar estos procesos creativos a lo largo de su vida para resolver conflictos y afrontar problemas».
A lo largo del proyecto, el alumnado también ha visitado la exposición de Fina Miralles al MACBA, ha ido el Jardín Botánico y ha expuesto al claustro del profesorado sus resultados, además de hacer su propio recorrido artístico, protagonizado por caracoles, ratones, arañas, lagartijas y pájaros, entre otros.