Partiendo de la idea que lo más importante en nuestra escuela es el bienestar del niño/a, consideramos las puertas abiertas y los ambientes de aprendizaje como la línea pedagógica a seguir en esta etapa.
La metodología de puertas abiertas respeta la individualidad de cada niño/a, sus intereses y sus necesidades dependiendo de su momento evolutivo. En las escuelas, todos los espacios se convierten en agentes educativos. Se piensan, organizan y preparan con una clara intención educativa: que los niños/as puedan desarrollar sus habilidades afectivas, cognitivas y de relación, asumiendo la concepción de un niño/a competente, capaz, activo/a y curioso/a.
Los ambientes son espacios estimulantes y de autoaprendizaje que respetan la diversidad y el ritmo individual de cada niño/a. De esta manera se convierten en protagonistas activos de su proceso de aprendizaje. En estos espacios el niño/a encuentra propuestas educativas que despiertan su interés y curiosidad por explorar, descubrir y experimentar.
Consideramos que con la pedagogía de los ambientes de aprendizaje y las puertas abiertas:
- Se fomenta la autonomía en el juego, así como la creatividad y la toma de decisiones.
- La oferta de materiales es precisa, rica y variada.
- Amplía las posibilidades de juego e investigación.
- El equipo docente se preocupa por que todos los espacios de la escuela se vuelvan atractivos, ordenados, enriquecedores y motivadores.
- Genera un ambiente tranquilo y relajado, porque no hay tanta concentración de niños/as en el mismo espacio. Esto reduce el número de conflictos.
- Las oportunidades de relacionarse se multiplican, tanto con los adultos como con otros niños/as.
- Más cantidad de educadores/as intervienen en la observación del mismo niño/a, enriqueciendo la acción educativa con diferentes puntos de vista.
Los educadores/as acompañamos a los niños/as en su proceso de descubrimiento y aprendizaje, dándoles seguridad y confianza. Observamos lo que hacen y las necesidades que tienen, con el fin de proponer espacios y materiales que den respuesta y retos que enriquezcan su juego autónomo.
Por otro lado, damos mucha importancia a los momentos de cuidados en relación con las necesidades básicas, como la hora de la comida o de descanso, que los alumnos siempre hacen con su educador/a de referencia. La autonomía que ofrecemos a los niños/as no elimina los momentos de vínculo afectivo y acercamiento hacia ellos.