En vano
Where: Palau de la Virreina
La Rambla, 99
Barcelona
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mar arza

En vano
Mar Arza

16.06.2018 – 14.10.2018


Comisario: Valentín Roma
Inauguración: viernes 15 de junio, 19 h

Visitas guiadas gratuitas: martes a las 18 h, sábado y domingo a las 12 h


Este proyecto cuestiona dos certezas que han enmarcado las interpretaciones del arte, el conocimiento y las imágenes: nitidez contra opacidad, transparencia frente a hermetismo, luz versus apagón. La celosía ofrece aquí toda su potencia disruptiva: se trata de un espacio dispuesto para mirar, pero a la vez es una encrucijada desde donde nos vemos obligados a traducir, o a descifrar, o a asumir nuestra posición mientras la adquirimos.
 

Franz Kafka nos dejó, en El castillo (1926), una imagen desde la cual «observar» cómo se erige la arquitectura simbólica del poder, sus estancias infinitas, los vericuetos administrativos y sociales, aquellos sinsentidos que apagan la lucidez o que, por el contrario, iluminan las más violentas abstracciones.

Siguiendo esta misma lógica de normalización de lo absurdo, Leslie Kaplan, con El exceso – La fábrica (1982), y Alain Robbe-Grillet, mediante La celosía (1957), profundizaron en el componente alienante de cualquier sistema jerárquico, ya sea el de la producción material capitalista o el de la administración de los sentimientos.

Mar Arza (Castelló de la Plana, 1976) continúa la estela de los ejemplos anteriores, investigando el reverso de las tipificaciones, así como ciertas mecánicas polarizadas entre clarificar y aturdir, entre estandarizar e imponer. El trabajo del artista ya no puede encuadrarse en un territorio intangible. Igualmente, la contemplación estética ha abandonado su viejo carácter de epifanía personal. Cuando hablamos de imágenes, también aludimos sobre todo, nos referimos a unos usos públicos que estas permiten, o hacia los cuales nos empujan; cuando invocamos a ver, estamos convocando una serie de operaciones colectivas e ideológicas, unas tomas de posición.

En vano problematiza cierta dialéctica que históricamente ha marcado la interpretación del arte, el conocimiento y las imágenes, cuyos extremos serían nitidez contra opacidad, transparencia frente a hermetismo, luz versus apagón. Sin embargo, existen numerosos caminos disruptivos, oclusiones, diagonales y parpadeos. La celosía ofrece aquí toda su potencia literal: se trata de un espacio dispuesto para mirar, pero al mismo tiempo es una encrucijada desde donde poco se puede hacer, donde nos vemos obligados a traducir, o a descifrar. Una atalaya y una clausura, un refugio y una prisión, ¿no son ambos «excesos» el peligro de lo visible, los miedos y las imposibilidades de leer, la tentación de callar o el imperativo de decir?