La revolución de julio de 1936 alteró profundamente el paisaje de Barcelona. Calles, edificios y monumentos se llenaron de símbolos obreros y antifascistas que borraron la ciudad burguesa anterior.

El fracaso del levantamiento de los militares facciosos contra la República en Barcelona, el 19 de julio de 1936, desencadenó la revolución proletaria, lo que provocó una transformación radical del paisaje urbano de la ciudad. La fisonomía de Barcelona, una ciudad que vivía entre la euforia y el miedo, se vio modificada por la irrupción de la masa obrera en el espacio público, y de los símbolos de los sindicatos y de los partidos obreros y republicanos. No solo se produjeron entonces cambios morfológicos de la urbe, sino que también se impuso un nuevo imaginario colectivo que rompió con la ciudad burguesa precedente.

El sujeto de este libro es la ciudad misma, la Barcelona proletaria y revolucionaria. Es la historia de una transformación rápida y radical que se explica a partir del ambiente que se vivía en las calles y las plazas, pero también de la revolución que se produjo en el nomenclátor, en la pulsión iconoclasta destructora de símbolos considerados burgueses, religiosos o inapropiados, en los nuevos monumentos públicos de propaganda y de exaltación de la nueva realidad política y social y, sobre todo, a partir de las apropiaciones que se produjeron de fincas urbanas de la burguesía.

La observación exhaustiva de los cambios que tuvieron lugar en la piel de la ciudad es una de las aportaciones que presenta esta investigación. También el hecho de fijar con nombres y apellidos a quienes incautaban, a los desposeídos y a las fincas que se apropiaron las fuerzas revolucionarias. Esta investigación nos demuestra cómo aún quedan abiertos aspectos no estudiados, a pesar de la abundancia historiográfica sobre la época, de la retaguardia barcelonesa durante la Guerra Civil.