Lo primero que has de saber es que cuando decides hacer una compra a plazos, aunque sea sin intereses, significa que estás comprando a crédito y por tanto te estás endeudando.
Cuando no quieres o no dispones de dinero para pagarlo de golpe, es probable que te ofrezcan diversas alternativas para animarte a hacer la compra. El comercio te puede plantear el fraccionamiento de la compra en cuotas mensuales, o quizá puedes hacer la compra con otras formas de crédito: tarjeta de crédito, préstamo al consumo, préstamo inmediato, etcétera.
Una reflexión muy necesaria antes de endeudarte para comprar es saber si podrás pagar la nueva cuota mensual y cómo lo harás. Muchas veces, sobretodo cuando se trata de importes “pequeños” (inferiores a 100 euros mensuales, por ejemplo), no f
hacemos esta reflexión y sencillamente nos decimos a nosotros mismos: ¡Claro que lo podré pagar!
La realidad es que la cuota de un préstamo supone un nuevo gasto para tu presupuesto personal o familiar. Esto quiere decir que tendrá un impacto sobre tu economía.
En el caso que tengas un presupuesto muy ajustado, donde te gastas todo aquello que ingresas, pagar la cuota del préstamo cada mes te obligará a reducir algún otro gasto, reducir tus ahorros o aumentar tus ingresos. Por eso es necesario pensar en ello antes de comprar a crédito.
También es importante tener en cuenta la recomendación de no dedicar más del 10% de los ingresos netos a pagar las cuotas de créditos al consumo y préstamos personales. El descontrol en el crédito puede conducir hacia situaciones de sobreendeudamiento que suponen una gran amenaza sobre la salud económica.
Finalmente, si ves que puedes reducir algunos de tus gastos, es el momento de pensar si realmente no puedes ahorrar más y evitar endeudarte en el futuro!
Para más información sobre los riesgos y la gestión del endeudamiento, consulta el módulo 5 “Evita el sobreendeudamiento” del curso de educación económica.