Es en el entorno familiar donde el niño inicia el desarrollo de sus capacidades. Establecer vínculos con las familias desde buen comienzo y emplear todas las vías posibles de comunicación y participación tiene que ayudar a construir una buena relación de confianza mutua para contribuir al bienestar de los niños durante la etapa.
El tiempo que se dedica a acoger un niño y su familia, sin valoraciones previas, es el que permite establecer un marco de confianza mutua que hace posible relaciones positivas que permiten trabajar conjuntamente en el crecimiento y la educación de los niños.
La acogida tiene que ser una actitud más que un protocolo de actuación en un tiempo concreto. La acogida y la familiarización suponen establecer unos comportamientos cálidos y próximos por parte de todas las personas de la comunidad educativa. Hay que pararse, repensar, planificar y distribuir los recursos para este momento. Hay que tener muy presente que el objetivo es velar por el bienestar del niño, que se sienta bien y quiera formar parte del grupo. Para conseguirlo, el niño tiene que recibir una acogida y unas atenciones de calidad, y se tiene que sentir reconocido y seguro para que pueda interesarse por el que lo rodea, aprender y abrirse en el mundo.
https://youtu.be/NSMz9_iiUT0
