Memoria Democrática

El 28 de febrero de 1789, el Gobierno publicó y colgó en las esquinas de la ciudad el edicto por el que se aumentaba el precio del pan. Ese mismo día, las mujeres se manifestaron desde el Pla de la Boqueria hasta esta plaza de Sant Agustí, asaltando los puestos de venta de pan. Al llegar, prendieron fuego al edificio del horno municipal, donde se hacía el pan para toda la ciudad.

Al día siguiente, unas ocho mil personas participaron en el alboroto que exigía la rebaja del precio de artículos de primera necesidad: pan, carne, vino, aceite..., así como la destitución del capitán general, Francisco González de Bassecourt, primer conde del Asalto. Ocuparon las calles y los alrededores de las instituciones: el Palacio del Capitán General y la Catedral. La actuación de la tropa fue contundente y el número de detenciones considerable.

Josefa Vilaret, conocida como la Negreta, madre de dos criaturas, fue colgada en la horca junto a cinco hombres, acusados de haber participado en los alborotos. La gente de Barcelona no acudió a presenciar la ejecución de las seis personas condenadas a muerte, en un gesto que mostraba su disconformidad con las sentencias.