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Presentación
Jordi Rabassa Massons
Concejal de Memoria Democrática
La memoria es un patrimonio para proteger, transmitir y promover
Barcelona ha sido, y sigue siendo, escenario central de acontecimientos, conflictos y luchas sociales importantes para la historia, no solo de Cataluña, sino también del Estado español y de Europa. El movimiento obrero, el antifascismo, las luchas por la igualdad de géneros, el feminismo, los esfuerzos para garantizar las condiciones de vida y la radicalidad democrática popular han vivido en la ciudad algunos de sus momentos esenciales, y constituyen un patrimonio ético, político y cultural de la ciudadanía.
Barcelona es una ciudad de acogida, y buena parte de su población ha llegado proveniente de otros lugares de todo el mundo, y también le han aportado sus legados culturales y los patrimonios éticos y políticos del pasado.
Por este motivo, ciudadanas y ciudadanos son depositarios y herederos legítimos de estos pasados en todas sus formas y expresiones. Lo son de la historia que han vivido y de la memoria que les ha sido transmitida, a veces de forma natural, a veces desde la marginalidad provocada por la persecución, el dominio político o el simple desprecio cultural debido a situaciones de subalternidad social o de género.
El uso de estos pasados, vividos o transmitidos, genera memorias múltiples, y entre ellas las que proceden de tradiciones culturales y luchas políticas y sociales basadas en los valores de la democracia y la igualdad, que constituyen un legado productivo, útil para el ejercicio de la ciudadanía contemporánea.
Este legado compone un patrimonio ético y político que es necesario conservar y transmitir, y también hay que estimular su investigación, su visibilidad y el ejercicio de su uso. La política memorial municipal, orientada y gestionada por la Concejalía de Memoria Democrática y los órganos y equipamientos que la constituyen, asume la memoria no como un deber imperativo, sino como un derecho civil que debe garantizar a la ciudadanía la preservación, el acceso y el uso de este patrimonio, velar por las estructuras de transmisión memorial y crear otras nuevas, en su caso, para que disponga libremente de elementos que le permitan participar en la construcción de una imagen del pasado.
Con este objetivo, la concejalía protege y estimula el ejercicio de este derecho estableciendo e implementando una política garantista, relativa al conjunto de movimientos, o acontecimientos, que, sin límite cronológico ni nacional, constituyen la memoria democrática y popular, la memoria del esfuerzo por obtener cotas mayores de democracia, igualdad y bienestar.
Las estructuras que garantizan la posibilidad de traspasar vivencia y conocimiento son de naturaleza muy variada, y van desde el asociacionismo hasta las diversas expresiones formales del arte o la investigación, las conmemoraciones, los monumentos, los espacios, las itinerancias y las señalizaciones, entre otros.
Este es el marco general de actuación de la Concejalía de Memoria, que dispone de la Dirección de Memoria e Historia, del Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB), como eje vertebrador y de coordinación de distintos equipamientos municipales que activan las actuaciones memoriales en la ciudad, potenciando la participación ciudadana organizada con el objetivo de generar investigación, difusión y reflexión crítica sobre el pasado.