Memoria Democrática

La Concejalía de Memoria Democrática y El Born CCM organizan una jornada en homenaje a Francesc Layret y a Lluís Companys, en su lucha por la igualdad y su compromiso con la libertad. Asimismo, la jornada quiere convertirse en un espacio de reflexión para dar a conocer un momento histórico y unos personajes no sólo cruciales para su época, sino también para la nuestra. Figuras referentes en el uso de las armas jurídicas y la defensa de la política para la transformación social, representan una forma de acción que cuestiona los mecanismos de poder y, sobre todo, que apunta a la construcción de una democracia donde los derechos ocupan un lugar central.

Los valores del republicanismo, con la justicia como vector de la experiencia política, son parte de una larga tradición y guían también las exigencias de justicia contemporáneas. La defensa de los trabajadores o el acceso a la educación y la cultura, la lucha contra la corrupción, el centralismo o la represión del Estado son cuestiones tan actuales hoy como en la época de Francesc Layret y Lluís Companys. ¿Cuál es su herencia? ¿Qué significa conmemorar sus legados y actualizarlos para la intervención política de nuestro presente? El compromiso con este pasado precisamente pasa por su presencia en nuestra práctica democrática.

Francesc Layret (1880-1920) y Lluís Companys (1882-1940) son dos figuras políticas fundamentales del republicanismo de izquierdas en Cataluña y en España. Amigos desde la juventud -se conocieron en las aulas del Liceo Políglot-, ambos estudiaron Derecho en la Universidad de Barcelona. Allí destacaron por su compromiso con la educación como herramienta de dignificación y difusión de los valores democráticos. De este espíritu surgió, por ejemplo, la Asociación Escolar Republicana y el Ateneo Enciclopédico Popular, que llegó a tener cerca de 25.000 socios y por donde pasaron personalidades como Federico García Lorca, Joan Salvat-Papasseit, Ángel Pestaña o Salvador Seguí.

Comprometidos con la justicia social, el republicanismo y el catalanismo, ambos fueron concejales del Ayuntamiento de Barcelona. Compartieron militancia en varias fuerzas políticas, como Unión Republicana, Solidaritat Catalana o el Partido Republicano Catalán, del que fueron impulsores, y colaboraron en publicaciones como La Lucha, diario de carácter antimilitarista y antimonárquico dirigido por Marcel·lí Domingo o L’Avenir, fundado por Layret y dirigido por Companys.

Como abogados ejercieron el derecho para la defensa de los trabajadores, poniéndose al servicio del movimiento obrero y en particular de los anarquistas de la CNT, sindicato mayoritario de la época con cerca de medio millón de afiliados. Poco después de la huelga de la Canadiense -durante la que encarcelaron a Companys-, el gobernador civil de Barcelona, ​​Severiano Martínez Anido, ordenó la detención, entre muchos otros sindicalistas, republicanos y nacionalistas, de Seguí y Companys. El 30 de noviembre de 1920, cuando Layret -que entonces era diputado en las Cortes-, se disponía a entrevistarse con el alcalde de Barcelona para interceder en él, al salir de casa fue asesinado por pistoleros de la patronal catalana al amparo del Estado.

Fue el mismo Companys quien ocupó el escaño de Layret en Madrid. Durante la Segunda República, fue diputado de Esquerra Republicana de Catalunya y ministro de Marina en el Gobierno de Azaña. En octubre de 1934, siendo presidente de la Generalitat de Catalunya, declaró el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Todo el Gobierno catalán fue encarcelado hasta que, en 1936, el Frente Popular ganó las elecciones y Companys fue restituido como presidente de la Generalitat de Catalunya. Exiliado poco antes de que las tropas franquistas entraran en Barcelona en enero de 1939, fue detenido en Francia y fusilado en el castillo de Montjuïc el 15 de octubre de 1940, tras un consejo de guerra ilegal.

‘Francesc Layret y Lluís Companys, un proyecto contemporáneo’ está organizado por la Concejalía de Memoria Democrática del Ayuntamiento de Barcelona y El Born CCM, y está comisariado por Paula Kuffer.