ELOGIO DEL ASILO
Where: Palau de la Virreina
La Rambla, 99
Barcelona
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Exposiciones anteriores

Deligny
"Aire de séjour" de Le Serret, septiembre de 1973

ELOGIO DEL ASILO
Fernand Deligny

18.11.2023 – 14.04.2024


Comisariado: Sandra Alvarez de Toledo, Anaïs Masson
y Martín Molina Gola, con la ayuda de Gisèle Durand Ruiz
y Jacques Lin
Una coproducción con el Centre Régional d’Art Contemporain, Occitania / Pirineos Mediterráneo (Sète, Francia)

Fernand Deligny nació en 1913 en Bergues, en el norte de Francia. Primero fue maestro de niños inadaptados, en 1938, en París y Nogent-sur-Marne, y luego educador en el instituto médico-pedagógico del hospital psiquiátrico de Armentières durante la Segunda Guerra Mundial. En 1943, fundó los primeros centros de prevención de la delincuencia en Lille, y posteriormente asumió la dirección del Centre d’observation et de triage (centro de observación y triaje) de Lille, que convirtió en un lugar abierto, dirigido por obreros y miembros de la resistencia. En París, en 1947, fundó con miembros del Partido Comunista una asociación para el «tratamiento gratuito» de jóvenes delincuentes y psicóticos, La Grande Cordée, que funcionó unos quince años.

A partir de 1967 y de su encuentro con Janmari, un niño de diez años, autista y afectado de mutismo, puso en marcha una red informal de apoyo a los niños autistas, en Les Cévennes, una región de tradición protestante en el sur de Francia. La red existió hasta la década de 1980.

«Mi proyecto era escribir», afirmó Deligny: escribir era para él una actividad constante, existencial, el laboratorio permanente de su práctica como educador. Entre los aforismos de Graine de crapule (1945), un panfleto virulento contra las prácticas de reeducación, y L’Enfant de citadelle, una autobiografía inacabada e inédita de 6.000 páginas, de la que hay 81 versiones, publicó nada menos que una veintena de libros. Falleció en 1996 en Monoblet.

La vida y la obra de Deligny son indisociables de sus «tentativas» para permitir que los niños y adolescentes que le fueron confiados —delincuentes, psicóticos, y más adelante autistas— vivieran según sus «modos de ser», más que según las reglas sociales de la educación. Condujo estas experiencias primero dentro de las instituciones y luego «afuera», donde pudo inventar un modo de vida propio y un territorio común con total independencia. La perspectiva de este «afuera» es la primera condición de las tentativas de Deligny; la segunda es la experimentación. Para designar el territorio fragmentado, manipulado, precario, de la red de Les Cévennes, habla de una «balsa».

La balsa se define por lugares (campamentos o granjas), una organización, una lengua y unas prácticas que nos cuidaremos de no llamar artísticas, puesto que el arte sigue siendo un horizonte para Deligny.

Esta exposición, titulada Elogio del asilo, es una oportunidad para cuestionar este horizonte, para escenificar las formas experimentales invertidas en la tentativa de Les Cévennes: la escritura de Deligny, inspirada en el «trazo» en infinitivo de Janmari, el niño autista; la famosa cartografía de las «líneas errantes» de los niños, dibujadas por educadores no profesionales (obreros, campesinos, estudiantes) que convivían las 24 horas del día con los niños, y las imágenes —fotografía, cine, pintura— producidas a lo largo de esta búsqueda del «humano común».