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Discos postal del Museu de la Música de Barcelona (Foto: S. Guasteví)
Proyectos de investigación

Discos postal

Coger el móvil, abrir una aplicación de mensajería, pulsar el icono del micrófono, grabar un mensaje de voz y enviarlo. La tecnología al servicio de necesidades o de modas, nos ha puesto al alcance cosas como grabar la propia voz de manera muy sencilla. Quizás no entendemos cómo funciona, pero sabemos que es sencillo. Enviar por correo el enlace de un tema musical que encontramos en Spotify o cualquier otra plataforma o enviar un mensaje de voz para mensajería móvil, es una acción totalmente moderna. O no.

Actualmente el servicio de mensajería tiene esta función de crear mensajes de voz cortos que se envían a un receptor, pero no parece tanto un intento de crear una presencia personal, sino pereza de escribir, o aún más importante, posibilita el hecho de comunicarse con personas ciegas, o con niños o personas con dificultades de lectura. Además, llamar por teléfono hasta hace poco tenía un costo alto, y en cambio los mensajes orales de Whatsapp son gratuitos, mientras tengas conexión a la red.

Si bien varían las tecnologías, la idea tiene un precedente tecnológico en un formato que combina papel y vinilo (shellac), lo que llamamos disco postal. En el Museo de la Música de Barcelona tenemos un pequeño y curioso fondo de 14 discos postal, es decir, tarjetas postales tal y como las conocemos que, al mismo tiempo, incluyen un pequeño disco de 78 rpm impreso directamente en una cera superficial o bien sobreimpreso encima del cartón. Este disco se puede escuchar en un aparato gramófono normal. Esto significa, y lo veremos más adelante, que la gente enviaba una pieza musical, aprovechando el reverso para escribir las novedades del momento o, sencillamente, enviar recuerdos, noticias o buenos deseos.

Investigando estas grabaciones híbridas, surgen las primeras dudas: ¿Son postales o son discos? No se deben confundir con los "flexidiscos", nacidos en la década de 1960, que de hecho eran láminas de vinilo flexible del grosor de un papel, y tenían un uso sobre todo promocional. La mayoría de los que conservamos en el Museo son de las décadas '10, '20 y '30 y, según iremos viendo, la existencia de estas postales oscila entre los años 1903 y 1980, aproximadamente.

¿Cómo debemos nombrar una postal que contiene un disco? ¿Cómo las clasificamos? Hemos encontrado todo tipo de términos según el idioma, y todos hacen referencia a menudo al híbrido o a la fábrica o marca (algunos de ellos los hemos encontrado en Mediateletipos): Carte-Disque, Carte Postale Parlante, Fonocartolino, Foto-disc, Gramophone Record Postcard, Musik-Postkarte, Phonogram card, Phonoscope, Phono postcard, Phono-postal, Phonopostal, Sonorine, Singing Postcard, Sprechende Postkarte, Schallplatten-Postkarte, Talking card, Talking postcard, Tonbild-Postkarte, Vinyl postcard... y nosotros preferimos “disco postal”.

Como curiosidad sobre la datación de la existencia de este ingenio, encontramos un texto anterior a la fecha de inicio de los discos postal en una novela de Jules Verne, Les Tribulations d’un Chinois en Chine, del año 1879 (Verne suele ser premonitor de inventos mucho antes de su existencia, aunque no siempre, como veremos en seguida), que explica una escena en la que se graba un mensaje de voz en un papel -transcribimos el fragmento entero-:

Il s’approcha alors d’une petite table de laque, sur laquelle était posée une boîte oblongue, précieusement ciselée. Mais, au moment de l’ouvrir, sa main s’arrêta. «Que me disait sa dernière lettre?» murmura-t-il. Et, au lieu de lever le couvercle de la boîte, il poussa un ressort, fixé à l’une des extrémités. Aussitôt une voix douce de se faire entendre! «Mon petit frère aîné ! Ne suis-je plus pour vous comme la fleur Mei-houa à la première lune, comme la fleur de l’abricotier à la deuxième, comme la fleur du pêcher à la troisième ! Mon cher cœur, de pierre précieuse, à vous mille, à vous dix mille bonjours !...» C’était la voix d’une jeune femme, dont le phonographe répétait les tendres paroles. « Pauvre petite sœur cadette!» dit Kin-Fo. Puis, ouvrant la boîte, il retira de l’appareil le papier, zébré de rainures, qui venait de reproduire toutes les inflexions de la lointaine voix, et le remplace par un autre. Le phonographe était alors perfectionné à un point qu’il suffisait de parler à voix haute pour que la membrane fût impressionnée et que le rouleau, mû par un mouvement d’horlogerie, enregistrât les paroles sur le papier de l’appareil. Kin-Fo parla donc pendant une minute environ. À sa voix, toujours calme, on n’eût pu reconnaître sous quelle impression de joie ou de tristesse il formulait sa pensée. Trois ou quatre phrases, pas plus, ce fut tout ce que dit Kin-Fo. Cela fait, il suspendit le mouvement du phonographe, retira le papier spécial sur lequel l’aiguille, actionnée par la membrane, avait tracé des rainures obliques, correspondant aux paroles prononcées; puis, plaçant ce papier dans une enveloppe qu’il cacheta, il écrivit de droite à gauche l’adresse que voici.

En resumen, un fonograma oral, impreso en papel y reproducible en un fonógrafo. Lo explica y resume Miquel Barceló, haciendo justamente referencia a este fragmento, en un texto sobre la ciencia en las novelas:

O l’intercanvi de correspondència que s’estableix a Les tribulacions d’un xinès a la Xina (1879) per mitjà de discos que es reprodueixen en fonògrafs en lloc de les tradicionals cartes escrites sobre paper. Sense oblidar el prototipus de fax que representa el «telègraf fonogràfic» de París al segle XX (una obra que se sol datar entorn del 1862, tot i que l’original es va trobar molt més tard, el 1990, de manera que és possible plantejar molts dubtes); en aquest cas, com passa també amb el submarí, el fax ja era conegut (si més no per alguns) gràcies a l’inventor escocès Alexander Bain, que en va obtenir una patent el 1843, i en el concepte original del qual encara es basa el modern disseny del telefax.”

En el año 1906 la Societé Anonyme des Phonocartes creó La Phonopostal (aunque existía una patente de 1905, presentada por E. J-B. Brocherioux, L. V. Marotte y P. J. Tochon, siguiendo la idea de un artista, el Sr. Ambruster), para explotar el envío de discos postales, llamados Sonorine. Estos permitían a los usuarios grabar mensajes de voz en unas postales, pero el receptor debía tener, también, el mismo aparato para poder escuchar el contenido. Vieron en seguida que el cartón era un material frágil y se dañaba fácilmente. En 1908 la fábrica de discos Pathé creó el Pathépost, que optó por pequeños discos vírgenes de cartón, cubiertos de cera negra, de entre 11 y 14 centímetros, que daban un resultado mejor, tanto porque no eran tan frágiles como por la mejora del sonido.

Una Sonorine permitía grabar hasta 60 palabra en el reverso -la parte del disco-, y en el verso solía contener retratos de mujeres jóvenes. La publicidad de la marca era, cuando menos, curiosa: “N’écrivez plus!”. Parecía querer promover que la gente dejara de escribir, como si fuera una pérdida de tiempo o una cosa pasada de moda.

En otra web, Obsolet Media, apuntan que la primera noticia que se tiene de un disco postal es del año 1903, fabricado en Alemania. Y en este blog noruego, Musikk Labler,  dicen que no fue hasta la década de 1930 que iniciaron la producción en Noruega.

En este vídeo, Jarret New explica que los discos postal fueron especialmente populares en el este de Europa, como Polonia, Checoslovaquia o Hungría. Era una manera de acceder a la música, ya que la mayoría de la que provenía de Europa Occidental estaba prohibida. Esto nos recuerda a cómo accedían a la música en Rusia imprimiendo vinilos en radiografías para obtener músicas que no se encontraban en el circuito comercial.

Ahora bien, la calidad de estas grabaciones era peor que la de un vinilo normal, ya que estaban hechos con materiales más delgados y eran más vulnerables a rayadas, deformaciones o agrietamientos. Más adelante, algunas empresas (de Austria y California), retomaron tanto la impresión de los flexidiscos como de los discos postal, con la posibilidad de personalizar tanto las pulgadas del disco y el formato de la postal, y permitiendo incorporar la música que puede elegir el mismo usuario.

Como ejemplo curioso de promoción, pero no en flexidisco sino en disco postal, encontramos el Himne del Barça, con la letra de Josep Badia y música de Adolf Cabané conservado en el museo del club, y que podéis escuchar aquí.

Pasamos a describir el conjunto del Fondo sonoro del Museu. Son 14 discos postal de diversos tamaños y temática musical:

  • 4 discos postal no utilizados (sin manuscritos en la parte de la postal), de la marca Weco Tonbild-postkarten, Alemania (1929 y 1932), con los siguientes temas: Leicher Kavallerie de Franz von Suppé, Radetzky Marsch, Fledermaus Walzer de Johann Strauss, y Krönungs-Marsch Prophet de Giacomo Meyerbeer.
  • 1 postal no utilizada (sin manuscrito) de la marca Ninophon, Múnic, Alemania (1950), con el tema Stille Nacht, heilige Nacht.
  • 3 discos postal no utilizados de Tuck’s Post Carl, Inglaterra (1929-1932), con los temas Will ye no come back again (Saxophone), Killarney y D’ye ken John Peel (Cornet).
  • 2 discos postal manuscritos, de la marca Musika, Alemania (1910-1911), con los temas Dollarprinzessin de Franz Lehar y Cake-Walk,
  • 4 discos postal de la marca Father Tuck’s Musical Nursery Rhyme Record con los temas Baa baa black sheep, Hey Diddle Diddle, Puff Puff busy train y Sing a song of sixpence.

Los podéis ver y escuchar clicando este enlace.

Disc postal del fons del Museu de la Música de Barcelona

Existe una segunda tipología, pero sin la postal -y de esta de momento sólo hemos encontrado dos ejemplares en nuestro fondo-, que son los discos que se mandaban por correo: facilitaban a la gente grabar un mensaje de voz (o tocando un instrumento, si cabía en la cabina!) en un vinilo y mandarlo. Hacia el año 1920 hay una ola que se extiende por Europa, América y América del Sur, y tenía tres vías: ir a una oficina de correos para grabar un mensaje y mandarlo; grabar en unas cabinas (en la estación de bus, de tren, en lugares turísticos, también en los barcos, en ferias... en los que insertando una moneda podías grabar tu voz y obtener un disco); o comprar un aparato para grabar en casa.

Encontramos este mismo servicio de mensajería de voz por correo en Argentina: en el año 1939 se creó Fonopost, un servicio para grabar la voz de una persona y enviar el resultado por correo postal. Utilizaban unos aparatos móviles que grababan en discos de acetato de 8 pulgadas a 78 rpm.

Por qué falló? Porque era lento. Si podías llamar por teléfono, porqué mandar una grabación que tardaría días en llegar al destinatario? (Cavallari, 2016). Por otra parte, se trataba de convertir la propia voz en un souvenir. Enfrentarse a un micrófono (poco habitual) o a un aparato capaz de grabar sonido, ser conscientes de la posible perdurabilidad y, también, ser conscientes del hecho de que no se podía editar aquello que se grababa. La marca Kodisk comercializaba discos para auto-grabación con el eslogan “Snapshots of your Voice” (Instantáneas de vuestra voz).

Esto suponía un cambio de paradigma: veníamos del cilindro de cera, que permitía grabar y escuchar con un mismo aparato, e íbamos a los discos de Berliner, que iniciaban otra trayectoria comercial con unos aparatos más caros y con una tecnología más complicada, que ya no estaban al alcance de todos.

Incluso podría tratarse de una buena idea para democratizar la grabación, que en aquellos momentos empezaba a notar el peso de la industria musical, tal y como pasaba, por ejemplo, en el ámbito fotográfico: sólo quien tenía una cámara podía inmortalizar momentos… empezar a fabricar máquinas más baratas o cabinas en las que hacerse fotos era poner al alcance de todos, al menos, la opción.

En la década de 1960 se produjo una segunda ola que volvió a poner de moda el envío de discos postales, pero fue una producción marginal o minoritaria que, incluso, pasó desapercibida a los coleccionistas habituales de postales. Las marcas más conocidas de esta década son Discoflex, Mexisonor, Punch, Photochrom, Musicarte y SECITEM.

Justo en esta década, hemos encontrado dos testimonios que nos han hablado de una cabina en la que la gente podía grabar su voz, era debajo de la Plaça Catalunya: uno de ellos, el guitarrista Jordi Codina, consiguió meter una guitarra para grabar dos villancicos y, el otro testimonio, grabó una canción infantil en francés. Las dos personas tenían el mismo objetivo: hacer un regalo. Por tanto, rehuir todo aquello ya hecho, industrial, optando por la personalización de la propia voz.

Disc Calibre, auto recording, del fons del Museu de la Música de Barcelona

Existe un proyecto de la Princeton University en el que el profesor Levin ha recogido cerca de 2000 discos, los ha fotografiado, descrito y digitalizado, y es de acceso libre: https://www.phono-post.org/browse.cgi

En resumen, tenemos dos tipologías bien diferenciadas, el disco postal, entendido como una publicación en formato cartón más shellac, con una música ya predefinida por la industria, que se podía mandar como si fuera una moda (ahora recordamos las postales de aniversario que suenan justo al abrirlas y que aún encontramos en venta con chips electrónicos para grabar mensajes e incluirlos, claro, en tarjetas personalizables), la segunda, los discos autograbados y enviados por correo postal, que significa la posibilidad tecnológica y económica de decidir qué gravar, qué mensaje o canción fijar, ya fuera para tenerla en casa de recuerdo, o para hacer un regalo, porque podías justamente personalizar el contenido, sin tener que recurrir a unos estudios de grabación profesional.

BIBLIOGRAFÍA

CAVALLARI, Peppe. (2016). Cahir Louis Lumiére Nº 10. Le phonopostale et les sonorines: un échec riche d’idées. En <https://www.ens-louis-lumiere.fr/sites/default/files/2018-06/cahierlouislumiere10.pdf> [Consulta: 15 de mayo de 2019]
LOMOTZ, Mirco. (2015). Vimeo. Phono-Post : A Media Archaeologu Voice Mail. En <https://vimeo.com/119368640> [Consulta: 16 de mayo de 2019]
LOTZ, Rainer E. Lotz Verlag. Phonocard and Phonopòst History. En <http://www.lotz-verlag.de/Online-Disco-Phonocards.html> [Consulta: 15 de mayo de 2019]
Phonopost case study. A <https://www.data-futures.org/phono-post.html> [Consulta: 15 de mayo de 2019]